Tesh Sidi va a por su segundo intento de convertirse en representante de la ciudadanía en este 2023. El primero le salió mal, pero no por el resultado electoral. Un error administrativo impidió que pudiera presentarse en las listas de Más Madrid a la Asamblea de Madrid el pasado 28 de mayo. Un papel decía que estaba empadronada en Málaga, cuando no era cierto. Estaba en el número 11 de la lista. Sacaron 27 escaños.

Ahora es cauta, porque todavía no están cerradas del todo las listas de las elecciones generales. Ese plazo concluye el próximo lunes. Pero, si no pasa nada raro, será la número 3 de la lista de Sumar en Madrid, por delante incluso de Íñigo Errejón. Y por detrás de Agustín Santos, embajador de España ante la ONU.

Este fue el anuncio relevante que hacía Yolanda Díaz este pasado lunes. Anunciaba esta incorporación como su número dos. Automáticamente, empezaron a aparecer perfiles y también opiniones sobre la trayectoria de este diplomático. Y varias de esas opiniones se hacían en clave Marruecos-Sáhara Occidental.

Sidi es saharaui, pero no ha querido emitir opiniones sobre Santos en una entrevista concedida a EL FARADIO DE LA MAÑANA, en Arco FM. Prefiere fijarse en el «posicionamiento que tenga a partir de ahora» y juzgar a partir de los hechos. Desde luego, no se quiere dejar llevar por «el ruido de Twitter». Lo que sí tiene claro es que el trabajo de diplomático «es muy complejo, pero la decisión del giro con Marruecos fue de Pedro Sánchez».

Una situación que cogió a muchas y muchos con el pie cambiado, y que puso de relieve, de nuevo, la situación del Sáhara Occidental. Precisamente, este pasado sábado, Sidi estuvo en Santander en un evento de Cantabria por el Sáhara y Mundubat, ambos miembros de la Coordinadora Cántabra de las ONGDs, para hablar de la situación del pueblo saharaui y del expolio que sufren los territorios ocupados.

Esta activista es categórica: «sin expolio no habría ocupación, no sería rentable». La explicación más fácil para muchas cosas es el beneficio económico. Además, resalta que ahora resulta más importante el buscar fórmulas energéticas alternativas, vista la situación internacional con la guerra en Ucrania, y sostiene que Marruecos lleva ya algunas décadas en esa senda, hasta el punto de ser «un referente africano de implantación de energía solar y eólica».

Sin embargo, la base de los avances está en la injusticia que se comete con los territorios ocupados por Marruecos, sobre los que el pueblo saharaui no ha podido tomar una decisión, pese a que la ONU le reconoció ese derecho ya en 1975. Ahora hay empresas, también españolas, que llegan a acuerdos con Marruecos y no con los saharauis para poder extraer materias primas de ese territorio. Sidi subraya que eso «también afecta a los productores españoles».

Las intenciones de eventos como el del pasado finde semana son que se consiga trasladar a la sociedad lo que está sucediendo con su pueblo, pero reconoce que es bastante complicado. Por eso intenta dar un aire de transversalidad a los problemas que sufre su pueblo de origen y también su pueblo de adopción.

Sidi vino las primeras veces a España gracias al programa ‘Vacaciones en paz’, hasta que se quedó a vivir con su familia de acogida para seguir estudiando y poder tener una mejor oportunidad. La paradoja es que ha estado «20 años con mi madre española, casi más tiempo que con mi madre biológica».

Esto también ha conllevado una desvinculación con sus orígenes. «No es una desvinculación identitaria, pero sí más política, porque te preocupas de regularizar tu situación, aprender el idioma, terminar una carrera». Se trata de poder sobrevivir y adaptarse en una sociedad distinta que acabó haciendo suya. Una vez que alcanzó sus objetivos, terminando sus estudios de Ingeniería Informática y consiguiendo un trabajo, le llegó el momento de volver a ser activista. Y decimos «de volver a ser» porque Sidi afirma que «los saharauis nacemos haciendo política, somos una sociedad muy politizada».

Ahora es ingeniera especializada en ‘big data’, y decidió «aplicar ese conocimiento a la causa saharaui». Creó ‘saharawis today’, una plataforma basada «en recopilar noticias y hacer una narrativa política alejada de los ruidos, buscando alianzas con organizaciones que se dedican a lo mismo».

El activismo también le ha llevado a la política, y en pocos meses podría ser una voz más dentro del Congreso de los Diputados. Ser migrante le ha puesto un primer obstáculo en mayo, pero eso no debería volver a ocurrir. Ella sigue hablando de transversalidad de los problemas y de todos los que ella ha podido aprender, por el hecho de ser mujer, migrante, ingeniera, que es un mundo bastante masculinizado, y además saharaui. «Es importante aunar todas las visiones», defiende.

Su objetivo en esta etapa es «hacer política de datos, alejada de las fake news». Y va a poder tener un altavoz como no ha conocido antes, lo que le podrá servir, ahora que llevamos más de un año desde el giro de la parte socialista del Gobierno en sus relaciones con Marruecos, para insistir en la necesaria defensa de los derechos del pueblo saharaui. «Los gobiernos españoles han sido solidarios, pero el conflicto sigue enquistado», lamenta, por eso afirma que «se necesita voluntad política, basada en hechos y no sólo en palabras». Eso es lo que ha aprendido estudiando, y lo que quiere aplicar en su vida diaria y en su labor política.