Una exposición muestra La frontera invisible que los santanderinos no ven y los migrantes sí

LaVallaInvisible se inaugura este jueves y forma parte del proyecto Arquitecturas Migrantes, lanzado por La Vorágine, Urbanbat y Taller enBlanco
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Santander cuenta con una frontera británica insertada en su trama urbana, en pleno centro, pero invisible a ojos de gran parte de la población, salvo que sean migrantes para quien se ideó esta barrera defensiva. Británica, porque está fundamentalmente para evitar los accesos a los extranjeros que sí pueden venir aquí y para quienes la frontera es mínima, a través de los cruceros de Brittany Ferries

La existencia de esa frontera “externalizada” es lo que quiere evidenciar La Vorágine a través de la exposición LaVallaInvisible y que se enmarca dentro del proyecto Arquitecturas Migrantes, una iniciativa conjunta entre el colectivo de cultura crítico cántabro, los vascos Urbanbat y la asociación logroñesa de jóvenes arquitectos Taller enBlanco.

Es un proyecto que ahonda en la influencia de la migración en nuestro espacio urbano y en nuestra identidad cultural a través de la fotografía, y que ha sido seleccionado en la convocatoria Tan Cerca –que busca precisamente promover proyectos conjuntos entre esos territorios- de la fundación Santander Creativa.

LA CAMPAÑA DE CRIMINALIZACIÓN PARA COLOCAR MUROS, VALLAS Y CUCHILLAS

La Vorágine recuerda las primeras informaciones periodísticas que presentaron la “nueva valla” (un “muro contra las ilegales”) para disuadir a los migrantes, fundamentalmente jóvenes albaneses, de intentar acceder a los ferris. Poco después, se planteaba ya no sólo elevar ese muro, sino recurrir a cuchillas –concertinas-, y todo enmarcado en una narrativa que presentaba a los migrantes como un peligro, llamándoles “polizones” (sic() pese a que la mayoría de las veces no conseguían siquiera embarcar.

 

Durante meses, años, los jóvenes migrantes fueron descritos como una amenaza para la economía regional y el todopoderoso Puerto de Santander –que de forma simultánea presentaba estadísticas de récord mes tras mes sin darse cuenta de su propia contradicción o de que quienes peor estaban hablando de la entidad portuaria al mundo eran el Ayuntamiento de Santander, el Gobierno de Cantabria, el PP… con expresiones como “coladero” o “la casa de tócame Roque”, “un campo de trabajo de las mafias”. Colectivos como Pasaje Seguro, muy activos en la lucha contra el muro y las cuchillas, confirmaron con datos oficiales de la propia Autoridad Portuaria las escasas cifras de accesos o cargas, en contraste con la amplia difusión en prensa y la terminología usada por las élites políticas, empresariales y mediáticas.

LOS FOTÓGRAFOS VISUALIZAN LA FRONTERA

El trabajo realizado en Santander consiste en una serie de fotos y fotomontajes panorámicos en los que se visibiliza con intervenciones en rojo una valla que, por otra parte, atraviesa la ciudad e impide el tránsito normal de la ciudadanía. Los fotógrafos cántabros son Pablo Ruiz Ortiz y Daniel Martínez, y el trabajo podrá verse en Bilbao, Logroño y Santander, empezando aquí este jueves a las 19:30 horas en La Vorágine. Además, se contará con un formato “portátil” en postales, para su distribución masiva.

Pablo Ruiz nació en Santander en 1974. Su interés por la fotografía comenzó con la fotografía analógica y su desarrollo en blanco y negro. Ha estudiado junto a Jorge Represa, Alberto García-Alix, Nacho Gabrielli y Julián Barón, entre otros. Actualmente estudia filosofía en la Universidad de Cantabria e investiga las relaciones e influencias del mundo del arte y la imagen en el comportamiento sociopolítico.

Daniel Martínez, por su parte, ha participado en exposiciones colectivas, ha editado un fanzine dedicado a la escena musical de la ciudad y creó un estudio fotográfico propio -con sede en Santander y Bilbao- denominado “Vidala”; especializado en la fotografía social.

SANTANDER, LOGROÑO Y BILBAO

La reflexión en forma de fotografía va más allá del caso del Puerto de Santander, ya que se trata de un proyecto conjunto en las tres ciudades (Santander, Logroño y Bilbao) que reflexiona sobre el espacio y las migraciones. Así, las imágenes de Bilbao muestran “reflejos abstractos en escaparates de la ciudad gestionados por personas migrantes” y fueron captadasporel artista Jorge Isla y las de Logroño, que retratan la apropiación cultural de espacios en la capital riojana, por Sara Cuerdo. La exposición, que ya pudo verse en el metro de Bilbao será clausurada en Logroño tras su paso por Santander.

MÁS ACTIVIDADES

Además, se realizarán dos charlas relacionadas en el centro de cultura crítica de Santander. La primera, este mismo viernes 8 de noviembre a las 19:30 horas, sobre “Tecnologías y fronteras” junto a integrantes de AlgoRace, un proyecto de la Asociación Antirracista por los Derechos Humanos (AADH).

Intervendrán, entre otras expertas y profesionales, Naiaira Bellio, periodista especializada en privacidad, sistemas de toma de decisiones automatizadas y derechos digitales en la organización alemana AlgorithmWatch y Carlos Lancho, periodista e historiador que investiga la influencia de los algoritmos en la configuración de la opinión pública; principalmente en cuestiones que afectan a los derechos humanos.

Lancho trabaja como consultor en la Federación Internacional por los Derechos Humanos y ha sido asesor de prensa en Amnistía Internacional, en la Corte Internacional de Derechos Humanos y en la Organización de Estados Americanos.Ana Valdivia García es profesora e investigadora en inteligencia artificial, gobierno y políticas en el Internet Institute de la Universidad de Oxford e Isabel Muriedas Díez es responsable de comunicación de AlgoRace y está especializada en sexualidad y violencia de género.

El 14 de noviembre a las 19:30 horas, también en la Vorágine, tendrá lugar el encuentro“El poder y la caza de personas” dirigido por Ignacio Mendiola, profesor de Sociología en la Universidad del País Vasco y miembro del Grupo de Estudio sobre la Historia de la Prisión y las Instituciones Punitivas.

Ha publicado libros como“Elogio de la mentira. En torno a una sociología de la mendacidad” (Lengua de Trapo, 2006; traducido al italiano en Tropea Editore, 2008), “El jardín biotecnológico. Tecnociencia, transgénicos y biopolítica” (Los libros de la Catarata, 2006) y “Habitar lo inhabitable. La práctica político-punitiva de la tortura”, (Bellaterra, 2014).

 

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