La Fiscalía de Sala de Derechos Humanos y Memoria Democrática ha abierto diligencias para investigar la muerte de miles de españoles en los campos de concentración nazis, en el marco de la Ley de Memoria Democrática. Por primera vez, el Ministerio Público abordará la posible responsabilidad del régimen franquista en la detención y deportación de ciudadanos españoles desde Francia hacia campos como Mauthausen (Austria) y Gusen (Alemania), donde fueron sometidos a trabajos forzados, tortura y asesinato.

La investigación parte de un expediente del Registro Civil Central, tramitado por una magistrada, con el objetivo de inscribir la defunción de 4.435 españoles fallecidos en estos campos, muchos de ellos sin identificar. Esta actuación coincide con el 80 aniversario de la liberación de Mauthausen, uno de los campos donde se registró mayor presencia de deportados españoles.

En este contexto, la Fiscalía analizará si existió una colaboración estructural entre el régimen de Franco y el de Hitler (toda vez que era un régimen, el nazi, que apoyó al franquista en la Guerra Civil, con bombardeos aéreos como el del Barrio Obrero de Santander), una línea de investigación que se enmarca en los crímenes contra la humanidad, según las normas del Derecho Internacional.

Cántabros en los campos nazis: de Laredo a Mauthausen

La decisión de la Fiscalía tiene eco en Cantabria, donde numerosos vecinos fueron deportados a campos nazis. Uno de los casos más conocidos es el de Lázaro Nates, natural de Laredo, que fue uno de los últimos supervivientes cántabros del campo de Mauthausen. El Faradio recogió su testimonio y su fallecimiento en enero de 2020.

Fallece Lázaro Nates, el último cántabro que quedaba vivo superviviente de Mauthausen

La memoria de estos deportados también se recoge en el documental ‘Cántabros en campos de concentración’, presentado en Laredo, que rescata las historias de más de 100 vecinos de la comunidad. La cinta incluye entrevistas, documentos de archivo y análisis históricos sobre el exilio republicano cántabro.  También existe un libro editado por Librucos.

Cantabria: una prisión a cielo abierto durante el franquismo

Los campos de exterminio nazi fueron una vuelta de tuerca a los campos de concentración habituales en las que lejos de internar y explotar a los presos por motivos políticos, directamente se les enviaba a morir tras clasificarles (por razas, ideologías, orientación sexual…).

Además de los españoles que fueron enviados a campos de concentración nazi (con ejemplos como el de Cipriano Rivas Cherif, dramaturgo ligado a la Generación del 27, que estuvo preso en El Dueso), el propio régimen habilitó sus campos de concentración para presos ideológicos.

El periodista Carlos Hernández, que investigó los campos nazis, también documentó los campos de concentración franquistas.

Cantabria no sólo tuvo varios campos, sino que, de hecho, fue la que más instalaciones de este tipo tuvo en proporción a su tamaño.

Cantabria fue la comunidad con más campos de concentración en proporción a su tamaño

Hubo campos de concentración franquistas en lugares como

• El Seminario de Corbán,, donde se superó la capacidad de 3.000 reclusos.
• Espacios deportivos como los Campos de Sport de El Sardinero, la Plaza de Toros o el Hipódromo de Bellavista, que concentraron hasta 20.000 prisioneros republicanos.
• Centros penitenciarios como El Dueso o el Fuerte de San Martín, en Santoña, usados para internamientos y trabajos forzados.

• O el Palacio de la Magdalena en Santander, que funcionó desde 1937 y llegó a albergar a 1.600 prisioneros. Este fue especialmente sangrante, ya que el recinto venía de acoger uno de los emblemas de la II República, la Universidad Internacional de Verano –germen de lo que hoy es la UIMP–, proyecto que emanaba directamente de la labor educativa del ministro Fernando de los Ríos y en la que actuó varias veces la compañía de teatro universitario La Barraca, dirigida por Lorca y que tenía como secretario a Rafael Rodríguez Rapún, enterrado en Ciriego. El campo de La Magdalena, situado en Caballerizas, documentado por Alberto Santamaría, fue de los primeros en habilitarse, ya que aquí además se ideó y ensayó el sistema.

El triste y oscuro pasado de La Magdalena

El ideólogo de los campos, grandes prisiones para personas a las que se consideraba más que delincuentes por el mero motivo de no pertenecer al bando ganador de la guerra, el que había promovido el golpe de Estado e impuso una dictadura sin libertades, fue Camilo Alonso Vega, que hasta hace escasas semanas tenía una calle ensalzando su nombre en Santander. A instancias de la Fiscalía de Memoria Democrática, tras décadas de inacción, el Ayuntamiento de Santander acabó cambiando ese vía, que ya se llama oficialmente José Hierro, en honor al poeta cántabro, Premio Cervantes, referente de la poesía social y existencial de la Guerra, que estuvo preso por motivos ideológicos.

LA PLAYA QUE FUE CAMPO DE CONCENTRACIÓN

Además de los campos de concentración nazis y los campos franquistas en España, miles de republicanos españoles pasaron también por campos de internamiento en Francia, como el de Argelès-sur-Mer, en la región de Occitania.

Este recinto improvisado sobre la arena de la playa se convirtió, tras la retirada republicana de 1939, en un símbolo del exilio forzado. Sin refugios, sin agua potable ni alimentos suficientes, más de 100.000 refugiados españoles fueron confinados allí en condiciones infrahumanas y sufriendo el frío del invierno, que causaba muertes, como documenta el cómic Las hoguera del Pertús, presentado varias veces en Cantabria.

Cuando los exiliados republicanos fueron retratados como una invasión

Uno de los jóvenes internados en Argelès fue Eulalio Ferrer, nacido en Santander en 1921 y exiliado en México. Con apenas 19 años, durante su estancia en el campo, Ferrer descubrió una noche allí un ejemplar del Quijote, del que siempre dijo que le salvó de la locura y a cuya divulgación dedicó su vida.

Cuando los exiliados republicanos fueron retratados como una invasión

Argeles Sur Mer es ya, desde este curso, Lugar de Memoria, una figura declarada por el Gobierno central para recordar la memoria democrática de las víctimas del franquismo, los defensores de la República o los luchadores por la democracia.

La Memoria incorpora a Argelès-sur-mer, el lugar del campo de concentración donde estuvo Eulalio Ferrer

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