El Puerto asume el discurso científico: recuperar las zonas de marisma y hacer rellenos frente al principal problema de la Bahía de Santander, la subida del nivel del mar por el cambio climático

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El Puerto de Santander ha encargado un estudio al Instituto de Hidráulica Ambiental (IH, órgano a cuyo prestigio se encomiendan las instituciones para avalar sus decisiones), que le ha trasladado varias cuestiones.

La primera, que el principal problema, “el desafío más significativo”, que tiene la Bahía de Santander en estos momentos es la subida del nivel del mar como consecuencia del cambio climático.

Y para combatirlo, se plantean distintas medida, que el Puerto de Santander asume en su comunicación pública del estudio.
Entre ellas, la “restauración” de zonas inundables, que pasa por recuperar 224 hectáreas de marismas en las rías de Boo y Cubas, desaparecidas en buena parte por los rellenos para actividades económicas o del propio Puerto. Esta medida, que por fin ven como un claro ejemplo de «solución basada en la naturaleza», implica reconectar antiguos espacios mareales al flujo del estuario. La restauración tiene un doble beneficio: ecológico, al recuperar un hábitat de marisma vital para la biodiversidad (zona de cría y alimentación); e hidrodinámico. Al aumentar la superficie inundable, se incrementa el prisma mareal (el volumen total de agua que entra y sale con la marea). Un mayor prisma mareal genera corrientes de vaciante más potentes, lo que mejoraría la capacidad de autolimpieza de los canales interiores, contribuyendo a frenar su aterramiento. Todo eso se había perdido con rellenos portuarios, algunos relativamente recientes.

La otra solución pasa por los rellenos de arena (denostados para La Magdalena por el Ayuntamiento de Santander, del que formó parte en legislaturas pasadas el actual presidente de la Autoridad Portuaria, César Díaz). Con el objetivo de compensar el efecto del cambio climático, se propone una aportación de 4 millones de metros cúbicos de arena procedente de yacimientos externos identificados en la plataforma continental, como los situados frente a los acantilados al norte de Santander o en las proximidades de cabo de Ajo, cuya viabilidad y características son compatibles con la arena nativa. La alternativa más favorable consiste en aportar este volumen de forma progresiva (150.000 m³ anuales durante 27 años), vertiéndolos en la misma zona sumergida actual.

Finalmente, la tercera medida sería , y esta parece más en clave de permitir la convivencia de la mejora de la Bahía con la actividad del Puerto de Santander: se plantea un dragado de mantenimiento en el canal de Pedreña. El objetivo es recuperar su operatividad, que se ha visto gravemente mermada por la progresiva acumulación de sedimentos finos. Esta colmatación, que el estudio cuantifica en una pérdida de calado de hasta el 30% en los últimos años, compromete la navegación segura, especialmente en bajamar. La intervención mejoraría de forma directa la conectividad interior, garantizando la viabilidad de servicios clave como el transporte de pasajeros a Pedreña y Somo.

EL IH DA POR ENCAUZADA LA CRISIS DEL PUNTAL

En cualquier caso, el estudio del IH, llamado ‘Estudio hidrodinámico del canal de navegación y del sistema de playas Somo-Loredo El Puntal’ y presentado hoy a la Mesa de la Bahía, de alguna manera da por zanjada la soterrada crisis por la erosión de las playas de Somo y Loredo y el avance del Puntal, que amenazaba con partirse en dos, con las consecuencias que una situación así puede tener sobre un ecosistema interrelacionado como es la Bahía.

La principal conclusión de este nuevo estudio es que el sistema de playas y el canal de navegación se encuentran actualmente en una situación de “equilibrio dinámico», conclusión a la que se llega tras los datos de las campañas financiadas por el Puerto.

Según ellos, las tasas de erosión en las playas de Somo y Loredo se han reducido considerablemente. En el periodo 1960-1990 se registraban retrocesos de 1,7 metros al año en Loredo y 1,5 m/año en Somo. En cambio, los nuevos datos reflejan que, en el período 2016-2024, se produjo una reducción de esa tasa hasta los 0,50 m/año y 0,20 m/año, respectivamente.

De forma paralela, la investigación certifica que la progradación de Punta Rabiosa (el avance de la flecha de El Puntal), que históricamente avanzaba a un ritmo de más de 10 metros al año, se ha reducido entre 2016 y 2024 a una tasa prácticamente nula (0,20 m/año).

EL RIESGO SIGUE SIENDO EL CAMBIO CLIMÁTICO

Esta estabilización se considera es el resultado directo de la política de gestión de dragados y vertidos implementada a partir de los años 90, que se basó en el conocimiento científico.

No obstante, al tratarse de una zona costera baja, es altamente sensible a los nuevos retos climáticos, ya que actualmente, el desafío más significativo al que se enfrenta la Bahía es la subida del nivel del mar, certifica el IH.

Este ascenso puede provocar un retroceso de la línea de costa y aumentar la frecuencia e intensidad de los eventos de inundación y rebase del oleaje, incrementando la vulnerabilidad de las infraestructuras y los ecosistemas dunares. Por ello, la estabilidad actual debe ser la base para implementar medidas proactivas de adaptación al cambio climático.

PROXIMOS PASOS

El próximo paso del Plan Bahía El Estudio Hidrodinámico encargado por el Puerto de Santander se enmarca en los avances de la Mesa de la Bahía. Este foro aglutina a todas las administraciones con competencias en la gestión del estuario y a la Universidad de Cantabria.

Su principal objetivo es impulsar la Gestión Integrada de Zonas Costeras en el estuario a través de Plan Bahía, el proyecto estratégico impulsado por la Mesa para definir un modelo de gestión consensuado.

El objetivo final del Estudio Hidrodinámico presentado hoy, la definición de una propuesta de gestión sostenible de los canales de navegación del Puerto de Santander, está perfectamente alineado con los objetivos del Plan Bahía (abreviatura de Plan de Gestión Integrada de la Bahía de Santander).

Y las medidas propuestas en el documento responden directamente a tres de las diez problemáticas identificadas en la Fase de Diagnóstico del Plan: la erosión de playas y el alargamiento de El Puntal, la pérdida de calado en el interior de la Bahía y la recuperación de zonas marítimas previamente rellenadas en el estuario.

Las conclusiones del Estudio Hidrodinámico se integrarán ahora en el conjunto de medidas propuestas en el Plan Bahía, donde se dará respuesta a las diez problemáticas identificadas en el estuario, y cuyas conclusiones finales se presentarán en los próximos meses.

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