“Hay indicadores objetivos del sufrimiento humano y en Gaza han saltado por los aires”

Kirsten Sutherland, coordinadora de proyectos de Alianza por la Solidaridad, clausura las I Jornadas de Cooperación al Desarrollo de la UC con un llamamiento a la "resistencia" en "tiempos oscuros".
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La voz de Kirsten Sutherland sonaba a la vez firme y quebrada en el salón de actos de la Escuela de Ingenieros Industriales y de Telecomunicaciones, que acogía las I Jornadas de Cooperación al Desarrollo de la Universidad de Cantabria, organizadas desde la Oficina de Cooperación al Desarrollo del Vicerrectorado de Relaciones Internacionales.

Sutherland, coordinadora de proyectos en la organización Alianza por la Solidaridad, clausuraba la cita con un discurso de una altura ética y humana propio de la entrega de uno esos grandes premios internacionales de derechos humanos.

Y lo hacía con una reivindicación de la cooperación como valor humano frente a la ola global de autoritarismo que busca la ruptura de un mundo que existía, imperfecto, pero en el que había una apuesta por organismos internacionales y la resolución de conflictos desde el diálogo y sin un poder único.

Hablar de derechos humanos, de normas internacionales, de autoritarismo, de humanidad y de ruptura de los más mínimos consensos sobre el valor de la vida nos lleva inevitablemente a hablar de Gaza, cuyas necesidades conoce muy bien Kirsten Sutherland porque en los dos últimos años ha coordinado la respuesta humanitaria desde su organización, Alianza por la Solidaridad.

Al término del acto en la UC, a preguntas de EL FARADIO, explicaba que estos dos años han sido “los más duros” de su vida profesional, marcada por la experiencia en la gestión de la ayuda humanitaria.

“Nadie estaba preparado para lo que pasó y lo que sigue pasando en Gaza. Es una situación humanitaria, emocional, personal, humana sin precedentes. Nunca en el sector humanitario hemos visto algo parecido a esto”, señalaba, apuntando a elementos como aislamiento de una población “encerrada sin poder salir”, con un bloqueo de movimientos que hace que Gaza esté sufriendo “la ocupación más duradera de la historia contemporánea”.

Más allá de la pura humanidad, de la empatía, de las emociones que remueve, lo cierto es que el mundo de la cooperación y la ayuda humanitaria al más alto nivel está muy profesionalizado y trabaja con indicadores claros y medibles.

Es decir, explica Kirsten Sutherland, “hay indicadores objetivos del sufrimiento humano”. “Y en Gaza esos indicadores han saltado por los aires”, remarca, incidiendo en que “el nivel de sufrimiento humano es brutal” y lamentando que “no hemos conseguido, a pesar de toda la movilización social y política de ciertos países, frenar esa barbarie”.

Porque no se ha frenado, pese al anunciado alto el fuego, “siguen muriendo personas todos los días por ataques militares israelíes, y la gente todavía no puede acceder a alimentos, no puede acceder a agua y no tiene dónde vivir en condiciones dignas».

En realidad estamos ante una situación que “va a perdurar durante mucho tiempo”, de modo que “no podemos permitirnos que Gaza se quede fuera del foco de atención internacional”. “Tenemos que mantenerlo ahí, porque es una situación histórica como una de las peores crisis de la historia contemporánea», advierte. En este sentido, desde Cantabria podemos recordar que siguen las acciones de apoyo al pueblo palestino, entre las que destaca, además de las concentraciones quincenales de Amnistía Internacional, el festival Sumud-Cabezón por Gaza, este sábado en Cabezón de la Sal.

Cabezón acoge una segunda edición del Festival Solidario por Gaza el 22 de noviembre

La coordinadora de proyectos de Alianza por la Solidaridad ha trabajado de manera muy intensa con mujeres, y ha descrito como mujeres y niñas están sufriendo de manera más cruenta los desplazamientos forzosos, la falta de recursos o acceso a agua y saneamiento, la saturación de los refugios colectivos, “en condiciones muy terribles, con cero dignidad». Y a la vez, las mujeres “no han parado de trabajar desde el primer momento de la guerra: se han movilizado como voluntarias, como cooperantes, como trabajadoras humanitarias que están en primera línea».

“Defender la cooperación es defender la solidaridad como la mejor forma de resistencia en tiempos oscuros”

Más allá de estas declaraciones a EL FARADIO, en su intervención en las Jornadas de Cooperación al Desarrollo organizadas desde la UC, Kirsten Sutherland fue muy clara en la descripción de un panorama muy marcado por un “retroceso alarmante en derechos humanos que creíamos consolidados” mientras se criminaliza a sus defensores, los crímenes ganan impunidad y el sistema internacional se “debilita”.

Hay, exponía, un “auge” de “liderazgos autoritarios”, de gobiernos de “hombres fuertes” en los que “la intimidación pesa más que la diplomacia, y la palabra ‘orden’ se utiliza para justificar recortes en libertades y derechos.”

Entre las consecuencias –entre las que citó de manera expresa el impacto sobre mujeres y niñas, con la marcha atrás en sus derechos sexuales y reproductivos, con el uso de la violencia sexual como arma, con la conversión de sus derechos en objeto de debate público–, está el impacto sobre la vida humana.

Porque, advertía, “recortar en cooperación” –como están haciendo gobiernos europeos y Estados Unidos—“nunca es neutro, tiene consecuencias humanas muy concretas”, entendiendo la cooperación no como “caridad”, sino como “justicia”.

En el plano humano, “cooperar es un acto profundamente humano: mirar a una persona en crisis y decirle ‘te veo, tu vida importa, tu sufrimiento’”. “En tiempos de deshumanización, la cooperación humaniza”, apostillaba.

Porque “la cooperación internacional y la solidaridad no son un adorno ni un lujo para tiempos de bonanza” sino “una necesidad urgente” y “una forma de resistencia” frente a la violencia e injusticia: “Defender la cooperación es defender la solidaridad como la mejor forma de resistencia en tiempos oscuros”

En este sentido, llamaba a la resistencia para la defensa de estos derechos humanos, con una encendida defensa del papel de la sociedad civil organizada y su trabajo conjunto para lograr transformaciones sociales: “en un mundo en que se desmoronan referencias, en que los gobiernos optan por la fuerza, toca a la sociedad civil organizada mantener viva la llama.”

LA COOPERACIÓN UNIVERSITARIA, ENTRE EL CONOCIMIENTO Y LA BÚSQUEDA DEL IMPACTO

Aparte de su intervención, que sirvió de clausura y a la que le hemos dado tanto espacio por su fuerte carga ética, las Jornadas de Cooperación de la UC sirvieron para mostrar el interés de la universidad por incorporar la cooperación a sus líneas de trabajo –por extender lo que ya se está haciendo-.

Se pudo conocer la experiencia conjunta de la Universidad Cooperativa de Colombia y sus proyectos de innovación social en La Guajira, desarrollados en colaboración con Cantabria Coopera. En ellos se trabaja en la transformación de residuos pesqueros y agrícolas en energía limpia, carbón o biomateriales, y en la creación de comunidades energéticas mediante tecnologías como gemelos digitales y modelos predictivos, siempre con “participación directa de las comunidades locales”.

Ese punto, el de la colaboración con las comunidades, fue el que más destacaron los distintos ponentes. “Hay que escuchar, ir paso a paso y ajustar los procesos al territorio”, subrayó el ingeniero químico Alberto Coz, que coordina proyectos de cooperación, mientras que el físico Javier Junquera, al frente de proyectos de formación a investigadores africanos, abundaba en que ”la semilla hay que regalarla y cuidarla para que dé frutos en las siguientes generaciones”,

Desde la economía, Rafael Domínguez, veterano en el mundo de la cooperación, incidió en que “di el experto no se transforma a lo largo del proceso, no es un buen experto”, afirmó, mientras que desde el CISE (Centro Internacional Santander Emprendimiento) José Carlos Ceballos enfatizó la condición de emprendimiento social que se hace desde este centro

En el ámbito del emprendimiento social, se presentó el trabajo de Rosario Ortiz, cofundadora de Adalab, centrado en formación tecnológica para mujeres; así como los proyectos impulsados en Ghana por el cántabro Óscar Pérez, que incluyen desde microcréditos para pequeñas iniciativas hasta la creación de la Asuoya Learning Centro, con escuela de negocios sociales, centro de innovación y formación para voluntariado, complementados en Cantabria con Pas Coliving, un espacio de trabajo colaborativo y emprendimiento social que en sólo un año de funcionamiento ya ha acogido ya a 200 personas de 35 países en los valles pasiegos.

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