Las elecciones más imprevisibles

PSOE y PP afrontan la cita con evidencias de estar muy igualados en la lucha por la primera plaza. El PRC aspira a discutir su hegemonía, ahora también en unas Generales. Unidas Podemos y VOX optan al escaño que podría perder Ciudadanos, si se confirma el descalabro anunciado por las encuestas
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501.672 cántabros están llamados a una nueva cita con las urnas este domingo, 10 de noviembre, en una convocatoria de Elecciones Generales que es la cuarta en menos de cuatro años (tras diciembre de 2015, junio de 2016 y abril de 2019) y la tercera convocatoria de este 2019 (después de las Generales el 28-A y las Locales, Autonómicas y Europeas el 26-M). Es la repetición de un 28 de abril que dibujó un reparto del Congreso con el que los partidos políticos no han sabido o no han querido formar un Gobierno.

Un bloqueo que tiene como consecuencia esta suerte de prórroga, un desempate, que en Cantabria es el más difícil de desentrañar, porque tres partidos diferentes han ganado los diferentes procesos electorales. En abril, se impuso el PSOE tras 25 años de victorias del PP. También se llevó las Europeas de mayo, con Josep Borrell como cabeza de lista, en un día en que el PRC se impuso con autoridad (37,7% de los votos) en las Autonómicas y también en número de concejales en las Elecciones Locales, aunque en el total de votos lideró el PP.

Si a todas estas referencias añadimos las proyecciones tan dispares que ofrecen las distintas encuestas que se han publicado en la precampaña electoral, el resultado de este domingo se ha convertido en una porra impredecible.

Tradicionalmente, en Elecciones Generales se impone el bipartidismo, PP o PSOE, PSOE o PP, pero esta es la primera convocatoria que ambos pueden sentir el aliento de un PRC que ya ha roto la barrera de entrada al Congreso y que viene de consolidar su hegemonía política en las últimas elecciones (26-M).

El Partido Socialista sale en estas Generales como favorito, después de haber ganado con solvencia el 28-A, con 90.144 votos, 12.500 más que su principal adversario, el PP, al que superó en 3,5 puntos. Con ese resultado, obtuvo dos de los cinco diputados en liza en la circunscripción, por uno de PP, Ciudadanos (sacó 54.161) y PRC (52.197).

El reparto 2-1-1-1 puede mantenerse o cambiar. Y si cambia puede ser a 2-2-1 o incluso, menos probable, a cinco partidos distintos accediendo al Congreso (1-1-1-1-1). La fragmentación, si no se concentra el voto en torno a pocas siglas, puede permitirlo.

Tras esa victoria, el PSOE ‘salvó’ las elecciones autonómicas. Aunque con un resultado discreto (57.098 votos y 7 diputados), consiguió invertir la dinámica de caída iniciada en 2003, cuando pactó con Revilla su primer Gobierno de coalición, y volver a sumar una mayoría con los regionalistas que facilitaba la reedición del pacto para gobernar Cantabria.

EL VOTO DUAL Y EL TRIPARTIDISMO

Una de las principales claves de cada elección en Cantabria es el voto dual, por la presencia del PRC. Cántabros que abandonan la papeleta del PSOE cuando se vota en clave cántabra y, al contrario, abandonan al PRC cuando se vota en clave española. Le pasa también a otras formaciones, pero la relación PSOE-PRC es la que más lo manifiesta.

Esto provoca que los socialistas perdieran 33.000 votos entre las elecciones de abril y las de mayo, en menos de un mes (en Autonómicas obtuvo 57.098 votos y 7 diputados). O que el partido de Revilla obtuviera 70.000 votos más en las Autonómicas (122.000 votos, un 37,7% el 26-M) que en las Generales. El voto dual.

Con bastante seguridad, los socialistas volverán este domingo a sus registros de Elecciones Generales, desde su posición en el Gobierno de Cantabria, desde los principales gobiernos municipales salvo Santander (Torrelavega, Castro, Camargo, Piélagos, Bezana, Santoña o Laredo). Y con una base de voto municipal muy sólida (78.698 votos en mayo, a menos de 4.000 del PRC, que fue el que más concejales obtuvo).
Sin embargo, fue el PP el que más voto local movilizó el 26-M, con 90.144.

El partido de Casado trata de recomponerse en Cantabria y tiene en esta cita una nueva oportunidad. Los populares también han salvado los muebles, sobre todo en Santander, donde sostuvo el poder por un puñado de votos (por 147). Sólo está en otro equipo de Gobierno de entre los Ayuntamientos de más de 10.000 habitantes (junto al PRC en Los Corrales de Buelna). En las Autonómicas detuvo la sangría en el 24% (venía de un 32,6%).

Y en las últimas Elecciones Generales sacó un 21%, cuatro puntos por encima del resultado nacional de Casado (16,7%). El PP en Cantabria se comporta siempre mejor que en el conjunto de España, casi inversamente proporcional al comportamiento del PSOE de Cantabria (-3,3% respecto al resultado de Sánchez en España).

PSOE y PP cuentan a su favor con la incertidumbre que genera el PRC en los votantes más ideológicos – a los de derecha no les gusta que apoyen a Sánchez y a los de izquierda les preocupa que puedan apoyar a Casado. El PRC, a su vez, espera coger la estela de los dos grandes partidos y terminar este ciclo, como mínimo, en tercera posición. Y sin ningún otro partido por delante (en abril estaba Ciudadanos). Estos tres partidos se pueden repartir hasta cuatro de los cinco escaños. O incluso los cinco.

Si el bipartidismo está en recuperación en España, en Cantabria es el tripartidismo el que vuelve.

¿HASTA DÓNDE CRECERÁ EL PRC?

Este último recuerdo de voto del PRC es esencial y se puede estar escapando al control de las encuestas. Hay 122.000 cántabros que acaban de dar todo el poder a Revilla en Cantabria, por primera vez en su carrera, que vuelven a estar convocados a unas elecciones. Esta vez con el PRC dentro, también por primera vez, del Congreso de los Diputados.

Es decir, sin miedo a que su papeleta pueda suponer ‘tirar el voto’. Un partido que es atrapa-todo, que pesca en todos los caladeros; que ha colocado en la opinión pública que puede ser nuestro PNV y condicionar investiduras a cambio de dinero e inversiones para Cantabria. Y que, además, es un partido que nada tiene que ver con el bloqueo actual.

Puede ser la gran sorpresa de la noche, puede estar más cerca que nunca de PSOE y PP ¿Superar a alguno de los dos? Sólo así llegaría al segundo diputado que dan por seguro y que incluso aparece en las horquillas de encuestas nacionales ¿Incluso ganar las elecciones? Improbable, muy improbable, pero ya nadie se atreve a jugarse nada valioso por descartarlo.

EL CUARTO

Quedan tres candidatos (Ciudadanos, VOX y Unidas Podemos) a quienes podría saber a gloria un cuarto puesto. Sólo necesitan sacar un voto más que la mitad exacta de lo que saque el primero: es su pasaporte al Congreso. Incluso el quinto clasificado, si logra más de la mitad de votos que el primero, puede acceder al reparto.

En esta convocatoria estamos atentos al anunciado descalabro del partido de Albert Rivera, porque puede determinar muchas cosas. Si sucede, habrá que ver cómo se reparten sus votos entre PP y VOX, por un lado, e incluso PRC (por cuestiones más regionales y por transversalidad de Revilla) o PSOE (por cuestiones de debate público nacional). Viene de obtener 54.000 votos en las Generales; sólo 25.000 en las Autonómicas y 22.000 en las Locales, sólo un mes después.

El último partido en la carrera de las Generales el 28-A fue Unidas Podemos y también tiene sus opciones. En su peor momento en Cantabria y en España, su suelo fue 36.000 votos (muy cerca de los 39.000 de VOX).

Aunque Podemos sigue con una Gestora, vive algo parecido a una tregua – por eliminación de la disidencia interna- y por el efecto para-qué-si-me-va-a-perdonar-porque-ya-no-le-importa, de su desaparición de las instituciones en abril y mayo. Además, Podemos e IU vienen de sufrir, en mayo y por separado, las consecuencias de las guerras de Podemos – que llegó a tener diputada nacional y tres escaños en el Parlamento-.

Pero, tal vez por verse fuera, se ha fraguado un acuerdo de apariencia justa: si obtiene escaño, lo ocupará dos años Podemos y dos años IU. Por primera vez desde la irrupción de Podemos, la parte de la decisión de voto que depende de la gestión de los partidos de izquierda en Cantabria parece que no resta con respecto a la cotización de la marca a nivel nacional.

Según el CIS no está mal posicionado en intención directa de voto, simpatía y valoración entre los indecisos. Las últimas encuestas reflejan su resistencia granítica. Las campañas no se le dan mal a Podemos.

¿Qué necesita para volver al Congreso por Cantabria? Pues varias cosas y todas a la vez. Que no baje mucho la participación, que baje el PSOE, que no se lo lleve el PRC, recuperar de los regionalistas con respecto a abril, vencer el discurso del ‘voto útil’…

LA PARTICIPACIÓN

Y una última pincelada sobre la participación. Algunas encuestas, como la de GAD3 para Vocento, ha hecho proyecciones sobre estimaciones de descenso de la participación de hasta 8 puntos. En abril votó el 78% del electorado.

El precedente más cercano es la evolución entre diciembre de 2015 y junio de 2016, la última repetición electoral. Pasó de un 76% a un 73,3%. Es decir, no bajó ni tres puntos.

Si la cosa se mueve en una participación de 75%, las encuestas se pueden equivocar más de la cuenta con Cantabria.

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