Cantabria es la segunda comunidad autónoma española más deficitaria en producción de energía en términos de población, con una producción propia inferior al 25% de la energía consumida.

“Con la implantación racional y ordenada de entre 500 y 1,000 Megawatios, esta situación daría un giro radical, pasando a producir más del 50% de la energía necesaria y haciéndolo además gracias a fuentes renovables”, defendió Paco Ramos, de Ecologistas en acción de Asturias, uno de los participantes en las jornadas “la energía eólica en Cantabria: experiencias y expectativas”, organizadas por la cooperativa de energías renovables Solabria y la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético que contaron con la colaboración del Colegio de Arquitectos de Cantabria (COACAN) y la Universidad de Cantabria.

Actualmente en Cantabria solo existe un parque eólico que está en Soba. Ayer su alcalde, Julián Fuentecilla, hizo balance de los 12 años de experiencia de su municipio, animando a que otras zonas rurales de la región lo vean como una posibilidad de desarrollo ya que se puede convertir en una importante fuente de actividad, ingresos y trabajo para la población de muchas comarcas cada vez más deprimidas.

En los últimos años en Cantabria, la implantación de este tipo de fuentes energéticas ha estado rodeado de polémica desde que hace casi 10 años se anulase el plan eólico.

Para Juan Ramón Ayuso, del IDAE, es fundamental que Cantabria se ponga las pilas: “Se trata de un sector en continuo crecimiento desde que se reactivó hace unos años. En nuestro país ya se han creado más de 22.000 empleos en el sector y Cantabria es una región que tiene enormes posibilidades para obtener un importante desarrollo industrial implantando la energía eólica en su territorio”.

Esta visión fue refrendada por el Director General de la Asociación Empresarial Eólica (AEE), la organización referente que agrupa a más del 90% del sector eólico en España.

Desde las asociaciones ecologistas, ARCA tuvo una visión más crítica, aunque más dispuesta a una implantación ordenada con un diseño previo de un plan de ordenación del territorio, y Ecologistas en Acción defendió la experiencia asturiana como un ejemplo a seguir y apoyando la propuesta de los técnicos de instalar en Cantabria entre 500 y 1.000 megawatios de forma ordenada.