Dimite Miguel Rodríguez, consejero de Sanidad
El consejero de Sanidad, Miguel Rodríguez, ha puesto punto y final a su trayectoria como consejero de Sanidad del Gobierno de Cantabria. Aduce asuntos personales para justificar esta decisión, que ha puesto en conocimiento del vicepresidente de Cantabria, Pablo Zuloaga. Y también dice que es una decisión que hace ya algún tiempo que tenía tomada.
Previsiblemente, el relevo se producirá el próximo jueves, en el Consejo de Gobierno, cuando el presidente de Cantabria deberá nombrar a la persona que le releve en la Consejería.
La legislatura, en todos los ámbitos, pero sobre todo en el que compete a la Sanidad, ha estado marcada por la pandemia, y Rodríguez ha tenido que soportar una exposición que seguro no entraba en sus planes cuando aceptó el encargo de dirigir la política sanitaria de la Comunidad.
Dos años de pandemia han dado para numerosas críticas. De hecho, ayer mismo los sindicatos, tanto los generales como los específicos del ámbito sanitario, se plantaron ante el consejero y pedían la mediación del presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla. Y ante este hecho, Félix Álvarez, portavoz parlamentario de Ciudadanos, pedía la dimisión del consejero, algo que ya ha hecho en más ocasiones durante estos dos años de crisis sanitaria.
El cansancio de la plantilla, las quejas de los sindicatos, el malestar de la hostelería y las críticas de los partidos de la oposición han supuesto un desgaste permanente para Rodríguez, que dirigía un hospital en Gijón cuando fue reclamado por el PSOE para ponerse al frente de la Consejería, al arrancar la presente legislatura, en 2019.
También es reseñable que, a lo largo de estos dos últimos años, han sido varias las dimisiones que ha habido entre los altos cargos de Sanidad. Sin ir más lejos, ayer jueves fue Celia Gómez, la directora gerente del Servicio Cántabro de Salud, la que anunció que abandonaba su puesto tras aceptar una oferta laboral fuera de Cantabria.
Ser la persona que anunciaba las sucesivas restricciones en la Comunidad han provocado que Rodríguez se haya convertido en alguien con una discutida popularidad. Al comienzo de la pandemia, cuando la segunda ola subía y demostraba que la pandemia no había terminado con el duro confinamiento de tres meses entre marzo y junio de 2020, Rodríguez encabezó las primeras decisiones duras que no venían directamente del Gobierno central, como los confinamientos de Santoña y de una parte del barrio de la Inmobiliaria de Torrelavega, allá por septiembre de 2020.
Después fueron llegando los cierres de los interiores de la hostelería y la restauración, o los aforos restringidos de todo tipo de eventos culturales, deportivos y de ceremonias. Aunque las decisiones eran acatadas mayoritariamente por la ciudadanía y las empresas, la contestación a su gestión empezó a hacerse visible también en el Parlamento de Cantabria, con los grupos de la oposición manifestando en reiteradas ocasiones su desacuerdo con la manera de gestionar la pandemia.
Otro momento polémico se produjo nada más comenzar 2021, cuando se tomó la decisión de que Paloma Navas, la directora general de Salud Pública, cesara en su cargo, siendo sustituida por Reinhard Wallmann.
La instauración del semáforo covid como elemento de decisión para determinar las restricciones que tenían vigencia en cada municipio de Cantabria tampoco estuvo exenta de polémica, y esa situación se ha extendido hasta ahora, al seguir siendo el instrumento que utiliza la Consejería.