Un anarquista, tras los cuadros de la República del Rubicón y el Yerbabuena

Luigi García es el artista que firma el cuadro de la República que desde hace tres décadas cuelga de la pared del Rubicón, uno de los establecimientos míticos de la calle del Sol en Santander. (FOTO: Carlos Atienza)
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Lo primero que le pregunto a Luigi nada más comenzar la conversación es quién pintó el cuadro del Rubicón. Su respuesta es instantánea: «un anarquista». Ese es él, anarquista y punkie de los de pelo casi afeitado de colores, chupa de cuero, botas militares y pantalones, que hace 30 años eran de cuadros escoceses y ahora siempre negros y ajustados. A su imagen de los 80 ha añadido «más pendientes en las orejas y un tatuaje de pájaros en la cabeza».

El cuadro de la república que cuelga del Rubicón es ya un símbolo del local. Su autor nos cuenta que lo pintó para celebrar su cumpleaños a principios de los 90 sobre arpillera, utilizando óleo sobre vendas de escayola y pintando elementos de inspiración picassiana. «Me gusta verlo allí. Al final el cuadro ya no es mío, es del Rubicón, ha cogido su propio camino y tiene vida y sentido allí colgado».

En aquellos años, Luigi reflejaba en sus creaciones toda la violencia de los 80 «yo era muy punkie entonces, hacía cuadros de manifestaciones de estudiantes, de la policía pegando y de todo eso».

A partir de mediados de los 90, el autor cambió de temática y toda su obra se centra en la representación de pájaros.

«Pensé que tenía que dejar de dispersarme y centrar mi creatividad en un tema, así que sólo me comunico a través de pájaros, lo que no significa que sea naif. Pinto pájaros inventados imaginarios, en todos los soportes, técnicas y fases. Muchas veces son pájaros muy humanizados, hay una serie en la que están vestidos incluso y no vuelan», cuenta para EL FARADIO este peculiar artista que hace tiempo dejó de firmar sus cuadros, al menos en la parte frontal.

Nacido en Astillero, el artista ha viajado por todo el país, trabajando también como cocinero. Ha vivido en Bilbao, Orduña, Madrid, Granada, Benidorm, Gerona… 15 años viajando hasta que hace cuatro decidió volver a centrarse en la pintura y regresar a casa.

En Astillero tiene un local donde da clases de pintura y también pinta murales y decora locales o viviendas particulares. Forma parte de una asociación de pintores en Astillero que se llaman Recién Pintao. «De la venta de cuadros no se puede vivir», explica este artista que, según él mismo dice, no es ni autodidacta ni académico: «he ido aprendiendo de pintores que me he encontrado y también he copiado mucho, por ejemplo a Velazquez».

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