Pese a que llegó a publicarse en prensa este fin de semana que no habría cambios en el Grupo Parlamentario de Ciudadanos por la baja del partido, que no del escaño, de la diputada Marta García, empresa turística y ganadera,  justificada por el tema del lobo, la semana ha comenzado con este viraje.

Recordamos: tras una abstención en el Congreso en una votación sobre el lobo –en lugar de un voto en contra-, García anunció su baja del partido. Los otros dos diputados, Félix Alvárez y Diego Marañón, plantearon su malestar y que estudiaban medidas, que en un principio parecieron ir por la baja pero que finalmente se recondujeron, incluyendo una conversación en la que arrancaron a la cúpula nacional una rectificación sobre la postura del lobo.

Ahora lo que se ha trasladado es la expulsión de Marta García del Grupo Parlamentario, ya que  «todo lo contrario sería amparar la figura del tránsfuga tal y como se recoge en el Pacto Antitransfuguismo firmado por Cs, que en su punto 1 indica que aquellos diputados que abandonan su partido se convierten en tránsfugas».

Además, le han pedido que entregue el acta, si bien le pertenece a ella y no al partido, por lo que tendrá que decidir ella si seguirá en el escaño representándose ya sólo a sí misma en lugar de al partido por el que fue elegida.

La decisión supone en principio que García acabe en el de no adscritos –para quienes no pertenecen a un grupo– y que en el Grupo Parlamentario –la estructura administrativa dentro del Parlamento que da cobijo a las distintas siglas– sólo queden dos diputados, es decir, supone que no habrá grupo parlamentario, ya que se forma a partir de tres (Vox logró dos diputados y ambos pertenecen formalmente al Grupo Mixto). De modo que el Grupo Mixto lo tendrían que compartir los diputados de Vox y de Ciudadanos, y esto implicaría también un reparto de los recursos y tiempos.