Las pintadas de odio se hacen habituales en Santander

En las últimas semanas, Alega Cantabria, el Centro Social Eureka, el sindicato CNT y la librería La Libre han sido objeto de mensajes en sus fachadas que son amenazantes y que denotan una intolerancia hacia colectivos sociales
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Cuando pasa una vez, ya es preocupante. Cuando ocurre varias veces en muy poco tiempo, es difícil saber si se trata de algo que se está haciendo viral y es imitado o si hay un grupo que lo hace repetidamente. Pero es más preocupante.

El caldo de cultivo se lleva generando desde hace un tiempo, y ahora se expresa, aunque sea con nocturnidad y sin dar la cara, un odio visceral hacia quienes piensan diferente. En primer lugar lo vimos en el Centro Social Eureka. Es el lugar donde lleva a cabo sus reuniones Alega Cantabria, la asociación que ensalza la diversidad y defiende al colectivo LGTBI en nuestra Comunidad, y allí aparecieron pintadas de ‘Fuera Alega’, como si se tratara de un colectivo que sobra en nuestra sociedad.

Más recientemente se han visto dos pintadas iguales en dos lugares distintos. ‘Rojos no’, tanto en la sede del sindicato CNT como en la librería La Libre. Pero en la librería, además, también añadieron el clásico dibujo de la mira telescópica. Es decir, no sólo no me gustas, sino que te planto esto como amenaza. Muy clásico de personas o grupos fascistas.

La pintada en el sindicato CNT se hizo aprovechando el aniversario del 18 de julio, la fecha del golpe de Estado que dio paso a la Guerra Civil. El aniversario del momento en que España entró en uno de sus momentos más horripilantes y trágicos.

Señal de que hay quienes no entienden o no quieren entender lo que significa vivir en democracia, o de que estarían más a gusto en un régimen distinto, más asfixiante. Un sistema político en el que, si haces una pintada contra el orden establecido y te pillan, pagarías muy caro hacer algo así.

Cuando se produjeron las pintadas contra Alega en Eureka, se llevó al Pleno municipal del mes de junio una moción por parte de PSOE, PRC, Ciudadanos y Unidas por Santander para condenar esta agresión y que se pudiera hacer una concentración de apoyo a la asociación y al conjunto del colectivo LGTBI.

Se pensaba imposible aprobar una declaración institucional, porque para eso es necesaria un voto unánime, y se contaba con la negativa de VOX a apoyarla. Pero el PP tampoco quiso sumarse a la presentación de la moción. Después votó a favor de ella, pero considerando que no era precisa ninguna movilización, porque entonces habría que hacerla cada vez que hay una pintada. El espíritu de la moción no iba con ellos.

También en Castro Urdiales

Pero también hemos tenido otro caso reciente. Las Sin Sombrero, el colectivo feminista y LGTBI de Castro Urdiales, pintó el año pasado con los colores de la bandera del Orgullo parte de la balaustrada del parque de Cotolino de esa localidad, con permiso del Ayuntamiento. Alguien trató de borrar esos colores y añadió el mensaje de ‘No ideologías en nuestros parques’. No estamos hablando de una bandera republicana, ni de un movimiento independentista, sino de ensalzar, en una fecha señalada, que vivimos en una sociedad diversa y eso puede tener un reflejo visible. Sobre todo para tratar de avanzar en que cada vez seamos más iguales todos en derechos.

Resulta que eso también molesta, y se añade una pintada. Es decir, no quieres que se pinte un lugar, y vas y haces lo mismo después. Todo muy lógico y coherente.

Cuando se dan cabida, en medios de comunicación y en instituciones públicas, a mensajes que van en contra de la igualdad, pues es más probable que después nos encontremos con este tipo de odios viscerales.

No es que hayamos descubierto el vandalismo ahora. No es nuevo, pero debería existir la voluntad de erradicarlo. Sin embargo, si ante un caso como el de Alega te encuentras con que una alcaldesa no comparte el espíritu de una moción porque es que ha habido algún caso anterior donde no se ha hecho lo mismo, pues se lanza un mensaje de impunidad a favor de quien agrede, de quien no respeta y pretende que tengamos una sociedad más estrecha, donde se impongan unos valores, muchas veces por la fuerza, con intimidación, nocturnidad y alevosía.

Visión única de la sociedad, cuando ya hay muestras de sobra de que las maneras de entender la vida son muy variadas, y los derechos conviene ensancharlos en lugar de retorcerlos y acortarlos. Ya lo hemos dicho otras veces: Ley de matrimonio homosexual no obliga a nadie a casarse con alguien del mismo sexo, despenalización del aborto no obliga a ninguna mujer a abortar, la Ley de eutanasia tampoco obliga a nadie a acogerse a la posibilidad de lo que se llama muerte digna.

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