La perspectiva de género en la cooperación al desarrollo llega a casi 70.000 mujeres y niñas
El enfoque feminista es una de las cuestión que laten de forma transversal en las políticas de cooperación al desarrollo, reflejada en la prioridad que le da el II Plan Director y en la convocatoria específica de una línea de ayudas destinada a proyectos de Género, denominada “Promoción, defensa de los derechos y empoderamiento de las mujeres en países en desarrollo».
Así, en total, en el período 2018-2022 a este llamamiento específico de ayudas se han destinado 616.500 euros con los que se ha beneficiado a un total de 67.171 mujeres y niñas de diferentes partes del mundo, con 21 proyectos en 8 países (Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Colombia, Níger, Líbano, India y Benín)
En total, se ha pasado de los 19.000 euros consignados en el año 2018 a los 209.375 de 2022, según recoge la auditoría realizada al II Plan Director de Cooperación, de la Dirección General de Cooperación al Desarrollo (Consejería de Universidades, Igualdad, Cultura y Deporte)
Se parte de la evidencia constatada por quienes trabajan en la cooperación sobre el terreno de que en situaciones de crisis, pobreza y conflictos, la población femenina es doblemente vulnerable. Las mujeres y las niñas son frecuentemente objeto de abusos o utilizadas como moneda de cambio, lo que las convierte en víctimas por partida doble únicamente por su condición de mujeres,
Por eso la acción cántabra en esta área está encaminada a erradicar la violencia de género en cualquiera de sus formas y contribuir decididamente al empoderamiento de las mujeres, dándoles herramientas para que puedan salir en mejores condiciones de la situación que están atravesando.
Esto se consigue mediante ayudas, créditos o formación para que puedan iniciar sus propios negocios, por citar algunos ejemplos, se consigue que estas mujeres obtengan una posibilidad de la que antes no disponían para liberarse de su maltratador y poder mantener a sus hijos, porque Ia falta de recursos económicos es, en la mayoría de los casos, el eslabón más difícil de romper de la cadena que ata a las mujeres a una relación violenta.
Para luchar contra la brecha de género en materia de pobreza, también se han llevado a cabo proyectos encaminados a facilitar el acceso a la educación o a servicios sanitarios de salud o el apoyo a los derechos y sexual y reproductiva de niñas y mujeres sin recursos.
Proyecto de cooperación de ACPP
Así, una de las medidas se centra en el fortalecimiento de las agrupaciones de mujeres, un sistema ancestral de apoyo femenino que sigue funcionando en nuestros días y que ejerce un papel fundamental a la hora de tejer población una red de protección o cobijo.
Por eso, muchos de los proyectos desarrollados en los últimos cinco años se han orientado en este sentido, desde el convencimiento de que sí se fortalecen a las ONG, sindicatos y asociaciones femeninas, se fortalecerá a todas las mujeres de un país.
Nicaragua, Guatemala, El Salvador, Colombia, India, Chad, Palestina… son algunos de los lugares en los que la Cooperación cántabra ha sembrado nuevas posibilidades y ha trabajado por promover el acceso a los recursos, la participación equitativa de las personas y la eliminación de la violencia, teniendo en cuenta también el colectivo LGTBi, uno de los que también sufre discriminación de manera muy acusada.
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