La cooperativa de energías renovables cántabra Solabria sacaba este fin de semana músculo con la celebración de sus diez años de actividad en una fiesta en el Parque Conde San Diego de Cabezón de la Sal.

Un evento para el que se han rodeado de otras iniciativas con el mismo espíritu, otras cooperativas que trabajan en un modelo distinto de hacer las cosas: desde Ecotierruca, que elaboran cada día desde su tienda en la calle Honduras en Santander menús baratos y saludables a base de producto local, responsable del menú de la cita: El Lambión, obrador en Revilla de Camargo,  iniciativa de la Fundación Cuin que trabaja con jóvenes extutelados en riesgo de exclusión social que trabaja con criterios de economía circular y desperdicio 0; o Plis.

En la cita hubo talleres sobre energías renovables y música, como la de La Mala Hierba, la banda que aúna memoria y lazos colectivos y de las mujeres (con un papel que es casi el pegamento de las iniciativas sociales en Cantabria), además de Ramón Bueno, Meri Cantarina y Numabela, y el Coro Brumas Norteñas y la Coral Voces Cántabras.

En SOLABRIA sienten «orgullo» por toda la gente que ha acudido a celebrar este evento, lo que les permite «mantener la ilusión».

Y han mostrado su «satisfacción» tanto por el crecimiento de socios como de gente que recurre a ellos, pequeñas empresas que se acercan a ellos, así como el aumento de las instalaciones de autoconsumo, lo que supone el cumplimiento de sus objetivos.

Ven una «fidelidad», además de los mensajes de «ánimo» que les ha trasladado la gente en el contexto de crisis energética y la respuesta que ha tenido la cooperativa, explica Gabriel Moreno.

En la cooperativa están “supercontentas” de que este tipo de iniciativas (y recordaban la reciente celebración de la primera década de La Vorágine o del propio proyecto de EL FARADIO) consigan “cada vez más músculo”, según celebraba el viernes en EL FARADIO Julia Labiano, del Consejo Rector de Solabria.

Y recalcaba como en Cantabria han conseguido “mucho músculo” (700 socios y creciendo),  en un formato diferente al “trampolín” de las grandes eléctricas para que cargos políticas “sigan en puestos de poder”: “Somos personas que estamos al lado de los demás”, manifestaba,

Solabria nació en 2013 con la finalidad de cambiar el actual modelo energético por otro más democrático, social, distribuido y sostenible.

No sólo distribuyen energía verde, sino que funcionan de una forma democrática en dos sentidos: por un lado, al contribuir a restar poder a las empresas del oligopolio eléctrico, y, por otra, porque al ser una cooperativa, las decisiones que afectan a Solabria las toman los propios socios,