El uso de renovables combinado con comunidades energéticas y consumo compartido permite convertir edificios públicos y privados en fuentes de energía

Colegios o centros públicos, incluso viviendas, pueden acogerse a esta posibilidad basada en el uso de energía ligada a comunidades de usuarios
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Una de las figuras a las que recurre Santander Hábitat Futuro, el nuevo modelo de ciudad redactada por Paisaje Transversal y LandLab y que debería guiar el próximo Plan General de Ordenación Urbana,  ante su potencial es el de las comunidades energéticas (en Cantabria la cooperativa Solabria trabaja en alguna experiencia al respecto),ya que tienen un carácter flexible y descentralizado, con efecto económico, al generar beneficios económicos y sociales.

Una comunidad energética tiene una personalidad jurídica específica, la participación en ella es abierta y voluntaria, se centra en el ámbito local y es controlada por socios o miembros, y sus beneficios  se reinviertan en los miembros de la comunidad, en conseguir su ahorro. Se trata de evitar los fenómenos especulativos, que se produzca más de lo que se consuma o no se compre en mercados especulativos.

Su aplicación a las energías solares o fotovoltaica permite una serie de posibilidades que convierten los edificios, públicos, privados o empresariales, en fuentes de energía.

En la última actualización del RD244 se ha aprobado un nuevo modelo de autoconsumo, el autoconsumo compartido.

Esta modalidad permite compartir la energía de una instalación entre distintos consumidores, siempre y cuando estos se encuentren como máximo 500 metros de distancia de esta.

EN LAS VIVIENDAS

Según las estimaciones realizadas, Santander tiene un consumo eléctrico del sector residencial de unos 185 GWh/año, y  la capacidad de generación a través de instalaciones solares a través de las cubiertas de la zona residencial y de los equipamientos públicos es de 214 GWh/año aproximadamente.

Dado que no hay una simultaneidad total entre la generación y el consumo, normalmente una instalación solar que se explota bajo la modalidad de autoconsumo individual suele consumir simplemente un 35% de la energía que genera.

Si estas instalaciones fueran explotadas bajo el modelo de autoconsumo individual solo se aprovecharían 75 GWh/año, cubriendo realmente un 40% del consumo residencial del municipio.

Esta modalidad de autoconsumo, al acumular más cantidad de consumidores para una misma generación  o instalación, permite aprovechar un porcentaje más alto de la energía que se genera, alrededor del 60%.

Por lo tanto, en esta modalidad se podría aprovechar unos 128 GWh/año y cubrir cerca del 70% del consumo residencial.

Además de un mejor aprovechamiento de la energía que se genera, otra ventaja del autoconsumo compartido es que al poder-se compartir la energía en un radio de 500m se puede buscar la cubierta que presente mejores características para realizar la instalación fotovoltaica, es decir la que este mejor orientada y disponga de mayor superficie. Esto supone que resulta más económico hacerlo, ya que son instalaciones que se benefician de la economía de escala.

Normalmente, una instalación en autoconsumo compartido puede resultar un 20% más barata.

Santander cuanta aproximadamente con una extensión de 35km2, de los cuales la parte residencial o con viviendas unifamiliares ocupa 31.5km2 (90%). Para cubrir todo este territorio harían falta como mínimo unos 40 radios de 500m, lo que equivaldría a cubrir todo el terreno con 40 autoconsumos compartidos, aunque eso se refiere a las mayores potencias y la instalación requiere mucho espacio, por lo que se plantea las propias cubiertas de los edificios como alternativa, lo cual supondría  unas 25.972 cubiertas.

Estos autoconsumos compartidos podrían englobarse dentro de una única comunidad energética la cual promueva la implementación de estos autoconsumos compartidos y se responsabilice de la gestión energética de estas.

En general, se plantea como proyecto estratégico a nivel de ciudad promover la implantación de solar fotovoltaica en los polígonos y otros centros de actividad económica –en las cubiertas de las naves o edificios- para reducir los costes de operación y mejorar así la competitividad de estos centros e industrias, partiendo de la base de que esta tecnología ya permite recuperar la inversión en 7-9 años, mientras que su vida útil está en torno a los 25 años.

DARLE LA VUELTA AL CONSUMO DE LOS CENTROS PÚBLICOS

También plantea otras medidas para reducir el consumo energético o añadir nuevas fuentes, como la rehabilitación de centros públicos, caso de los colegios, en los que plantea, además de estas  rehabilitaciones que reducirían en un 50% el consumo instalaciones fotovoltaicas en comunidad energética, lo que convertiría a los centros en edificios productores de energía; o los edificios sanitarios, con un potencial de reducción del 55% del consumo de energía.

Asimismo, se observa que los edificios deportivos son “excelentes emplazamientos” para la ubicación de paneles fotovoltaico, ya que suelen tener grande cubiertas en buen estado donde se pueden realizar grandes instalaciones solares. La elevada afluencia de uso y su vinculación a clubes deportivos, con comunidades de usuarios a su alrededor, abre posibilidades a crear modalidades de autoconsumos compartidos.

Y los centros deportivos suelen tener zonas residenciales a menos de 500 metros, por lo tanto la energía generada en sus cubiertas podría no solo abastecer al propio centro sino también a los vecinos.

Lo mismo con la producción fotovoltaica se detecta en los centros educativos, con grandes cubiertas y un uso de lunes a viernes que permitiría disponer de energía excedentaria los fines de semana, cuando se podría compartir con usos residenciales justo en los momentos en que el consumo eléctrico aumenta. La conexión con la comunidad a través de las AMPAS permite los autoconsumos compartidos. En la ciudad hay 29 cubiertas de centros educativos que permitirían generar unos 3.6 GWh/año y cubrir el consumo de unas 1.042 viviendas; y otras 181 podrían generar   13.3 GWh/año. Trazando el radio de 500m desde cada una de estas cubiertas se pueden englobar 39600 vs, para abastecer a 3.831 viviendas aproximadamente

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