Los “desiertos comerciales”, las zonas de Santander en las que ya no hay supermercados de proximidad
Las desigualdades en Santander, las dos caras que incluso reflejan su escudo, abarcan a todo tipo de aspectos: a priori, uno diría que el abastecimiento de productos en la ciudad no es un problema, al ver la concentración de grandes hipermercados en zonas de la ciudad como El Alisal. La otra cara es, precisamente, la progresiva desaparición de los supermercados más ligados al barrio (la unidad de medida en la que se basa el nuevo modelo de ciudad), sin necesidad de recurrir al coche para los desplazamientos.
Son lo que en el documento del Nuevo Modelo de Ciudad, denominado Santander Hábitat Futuro, redactado por LandLab y Espacio Transversal, se denomina supermercados de cercanía, y que fijan en 5 minutos los desplazamientos necesarios para esas compras diarias.
Los “desiertos comerciales” son aquellas zonas en las que no se da esa posibilidad.
El estudio de Santander Hábitat Futuro detecta que las áreas no cubiertas por supermercados de cercanía se encuentran principalmente en el sur del municipio.
En el triángulo que se forma entre la carretera nacional N-623 o Avenida Primero de Mayo, la Calle José Ortega y Gasset y la Calle El Empalme o carretera CA-130 se encuentra una pieza urbana caracterizada por la baja densidad y la predominancia de la tipología edificatoria de vivienda adosada que carece de servicio de supermercado de cercanía a menos de 5 minutos a pie.
Otro espacio caracterizado por esta carencia es el que se encuentra entre el Canal de Raos y la Avenida de Nueva Montaña, delimitado al Oeste por el trazado del ferrocarril, nuevamente un espacio caracterizado por la baja densidad edificatoria. La población del Barrio Pesquero también requiere de desplazamientos superiores a los cinco minutos a pie para acceder a un supermercado de escala de barrio.
En el Sardinero, el rectángulo formado por las calles, Rocío, Pérez Galdós, y Luis Martínez presenta la misma situación descrita anteriormente (en lo referente a la distribución espacial de las superficies comerciales).
Con una menor extensión, pero sin cobertura comercial de proximidad aparecen algunas áreas en el extremo occidental de la ciudad, entre La Albericia y La Remonta.
Frente a esto, desde el punto de vista de la actividad comercial, las superficies más importantes son el Centro Comercial Peñacastillo – Carrefour y el Centro Comercial el Alisal, El Corte Inglés, y, fuera estrictamente de Santander pero en su área de influencia, Valle Real y el nuevo espacio Bahía Real, justo al lado.
Hay zonas como los periféricos S-20 La Torre, Valdenoja y San Román, y los barrios del este del casco urbano Menéndez Pelayo, Pérez Galdós – Reina Victoria, con una configuración de barrio residencial monofuncional, prácticamente sólo residencias.
Y existen barrios sin suficiente actividad comercial como Cazoña, Prado-San Roque, San Francisco–Pronillo.
LOS LOCALES COMERCIALES VACÍOS
El equipo de LandLab y Paisaje Transversal pone como ejemplo de su apuesta por la regeneración y reconquista de espacios, por “sin duda, uno de los efectos más visibles de la crisis, tanto en los centros de las ciudades como en las periferias”: la profusión de locales comerciales vacíos.
Desde negocios que no han podido soportar la crisis y se han visto obligados a cerrar, a otros que ni siquiera han abierto.
Para enfrentar este problema abordan experiencias que ya se están haciendo en otras ciudades de todo el mundo, dando usos transitorios a estos locales, como convertirlos en recursos sociales para usos comunitarios, artísticos, comerciales, etc.
PROPUESTAS PARA EL COMERCIO LOCAL
El proyecto Santander Hábitat Futuro, que se marca el horizonte de 2055, plantea una serie de propuestas de apoyo al tejido comercial de proximidad.
Entre esas medidas se encuentran programas comerciales de mejora de zócalo comercial (rotulación, escaparatismo, mobiliario) y fórmulas diferentes como la campaña de centro comercial al aire libre, programas de incentivo de nuevas actividades comerciales a pie de calle: espacios virtuales, talleres creativos.
También se plantea el fortalecimiento de capacidades, la formación en actualización y digitalización, la habilitación de puntos de recogida y distribución de comercio digital.
Además, incorpora figuras a medio camino entre lo comercial y lo residencial, como las viviendas-taller, las áreas residenciales unifamiliares y el coworking (espacio compartido de trabajo) en edificios colectivos.
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