Más de 70 asociaciones y colectivos se adhieren a un manifiesto por los derechos y las libertades de cara al 23 de julio
«No es que en las elecciones nos juguemos mucho, es que nos jugamos todo», es como empieza diciendo el manifiesto. Y continúa así:
«La conformación de los gobiernos municipales tras las elecciones municipales y autonómicas de mayo ha mostrado que las derechas se disponen a llevar a cabo políticas de agresión contra los derechos a la Verdad, la Justicia, la Reparación y garantías de no repetición de las víctimas del franquismo y la transición, y de toda la sociedad, cuya plasmación viene siendo reiteradamente demandada por los organismos internacionales de Derechos Humanos. Recordemos que en el Estado español no se han aceptado la inmensa mayoría de las querellas por crímenes del franquismo presentadas hasta el momento por diferentes organizaciones memorialistas (salvo recientemente una en Madrid y otra pendiente en Barcelona)
Los pactos de gobierno que las derechas han alcanzado tienen como objetivo explícito el recorte de derechos de las mujeres, de colectivos como el LGTBIQ+, de las personas migrantes; el negacionismo de la emergencia climática y de la violencia machista; la multiplicación de la censura y las agresiones al mundo de la Cultura, así como a las lenguas y culturas propias de las nacionalidades y pueblos del Estado español represaliadas durante el franquismo y también ahora por los gobiernos de la extrema derecha. También han acordado, como una de sus prioridades, la derogación de la legislación autonómica y el fin de medidas favorables a la Memoria Histórica, y han anunciado que pretenden hacer lo mismo con la recientemente aprobada Ley de Memoria Democrática, que apenas ha comenzado a aplicarse. Sus planteamientos evidencian que las derechas españolas están muy alejadas de los principios democráticos.
El ataque a la Memoria Histórica no es una cuestión de mera nostalgia para la derecha española, sino que son muy conscientes de cómo el pasado actúa en el presente y en el futuro. De ahí su insistencia en que se desconozca la verdad del pasado y los intentos por conseguir que su falso relato sea socialmente hegemónico, con la intención de legitimar sus proyectos políticos presentes y futuros. Para las derechas perpetuar el manto de silencio y olvido, cuando no la mera falsificación histórica, sobre las personas que defendieron la legalidad republicana o participaron en la resistencia y oposición al franquismo, es una apuesta estratégica prioritaria.
Las derechas defienden fundamentalmente los intereses de las élites económicas: la impunidad del franquismo, que sigue vigente y que la democracia no ha sido capaz de eliminar en casi 50 años, no consiste sólo en la impunidad penal de los golpistas y represores, sino que también se trata de que familias, instituciones y empresas beneficiarias del franquismo, siguen a día de hoy disfrutando de status social, económico y poder político obtenido gracias a su victoria en la guerra, y a la represión y terror subsiguientes hasta bien entrada la Transición democrática, Si los beneficios obtenidos, de los que varias generaciones disfrutaron y aún lo siguen haciendo, fueron tan grandes y jamás han sido cuestionados, si nunca se les ha pedido responsabilidades de ningún tipo… ¿por qué no lo iban a intentar de nuevo? ¿Por qué no van a replantearse la agresión a la democracia si se dan las circunstancias y la oportunidad?
Si para las derechas españolas la oposición a las políticas memorialistas es un asunto central, la izquierda política y social debería apostar por el cuestionamiento de la impunidad del franquismo y la actuación contra la falsificación de la verdad como un tema esencial en la resistencia y oposición al discurso y a las políticas de la derecha negacionista. La Memoria Histórica juega un papel estratégico en la lucha contra el nuevo fascismo y sus políticas y puede dar ejemplos y lecciones aplicables a las actuales circunstancias: en febrero de 1936 las personas republicanas, socialistas, comunistas, poumistas, constituyeron el Frente Popular, incluso con el apoyo implícito del anarcosindicalismo, porque tuvieron claro que en aquel momento la prioridad era hacer frente al peligro fascista.
Exhortamos a todas las personas, colectivos y movimientos sociales #EnElPuntoDeMira del fascismo a que se manifiesten públicamente y participen de forma activa en la próxima campaña electoral, respaldando a las candidaturas opuestas a las políticas y discursos reaccionarios.
Asimismo, hacemos un llamamiento para que el próximo 23 de Julio todas y cada una de las personas comprometidas con los Derechos Humanos, con las libertades civiles y los derechos sociales, voten en legítima defensa a favor de las fuerzas políticas democráticas, es decir, antifascistas».