Las pioneras del fútbol: Amelia Quintanal, la primera entrenadora de fútbol de España, desde el Ayrón de Vargas o la Peña Expósito
Para llegar a la victoria de la selección femenina de fútbol en el Mundial, dentro de un equipo que incluye a la cántabra Athenea del Castillo, primero hubo un rastro de acciones, decisiones o pasos que pudieron pasar más o menos desapercibidos, pero que contribuyeron a allanar el camino.
Con la victoria de la selección todavía caliente, el proyecto Legado Cantabria de UNATE, la Universidad Permanente –una iniciativa que está preservando decenas de historias de vida de nuestra tierra para valorar lo que sembraron- ha rescatado precisamente la de una de las pioneras en el fútbol.
Se trata de Amelia Quintanal, vecina de Vargas, en Puente Viesgo, la única mujer en jugar en el Ayrón C.F. y entrenadora del equipo femenino La Peña Expósito, hasta el punto de que con el tiempo acabó logrando el reconocimiento simbólico de ser la primera entrenadora de fútbol de España.
ENTRE GALLINAS Y COSTURA
Según repasada LEGADO CANTABRIA, Amelia nació en noviembre de 1937 cerca de la ermita del Ángel, en el barrio El Ángel de Vargas (Puente Viesgo). Se crió junto a 6 hermanos varones, criados entre la ganadería y la huerta.
La infancia de Amelia quedó marcada por la muerte de su padre, pues su madre quedó viuda con seis hijos menores (uno de sus hijos había fallecido). Tuvieron la ayuda de la familia paterna, con la que convivieron desde 1946 durante cuatro años, y de la familia materna, que ayudó a construir una vivienda (la que aún habita hoy Amelia) y en la que la madre de Amelia montara una granja de gallinas con la que pudo mantener a sus hijos.
La educación que recibió Amelia comenzó a los 6 años de edad en la escuela unitaria de Vargas y, posteriormente, estudió en el internado de La Enseñanza durante 4 años. Regresó al hogar familiar para ayudar a su madre y continuó estudiando por correspondencia técnicas de costura. Este oficio le permitió ayudar económicamente a su familia, pues comenzó a coser para particulares, sobre todo realizando ajuares.
A los 20 años trabajó en una tienda-mercería del pueblo y, después, en una farmacia de Vargas encargada de atención y venta, y, finalmente, unos 4 años en otra farmacia de San Felices de Buelna.
DE JUGADORA A ENTRENADORA
Este periodo laboral coincidió con sus inicios en el fútbol en el equipo de Vargas, el Ayrón C.F., en donde comenzó a jugar desde muy joven por la cercanía del campo con su casa. Amelia fue la única mujer entre sus compañeros varones.
En 1968 el equipo fue dirigido por su hermano Arsenio Quintanal, cura y párroco, al tiempo fue entrenado por Manuel Fernández Mora, ‘Moruca’ exjugador del Racing de Santander, y, por último, ya jugando Amelia, por Toñín Torres.
En 1969 decidió obtener el carné de entrenadora de fútbol, pero se topó con la negativa de la Federación de Fútbol tanto Cántabra como Española, así como con falta de apoyo de la Delegación Nacional de la Sección Femenina, en donde existía un área deportiva pero con otros deportes. Esta situación hizo evidente la brecha de género en el acceso y ejercicio de determinadas profesiones, y numerosos medios de comunicación de ámbito nacional se hicieron eco de su caso, e incluso “causó revuelo” internacional.
El deseo de “hacer algo por el pueblo” y de ejercer como entrenadora se llevó a cabo con el equipo de fútbol femenino de Fernando Expósito (La Peña Expósito), durante un breve tiempo debido a las condiciones peyorativas dadas a las mujeres respecto de los hombres.
Finalmente, tras cincuenta años (2019), la Federación Cántabra de Fútbol organizó un acto en el Palacio de Festivales de Santander y le otorgó una distinción honorífica de entrenadora en la que aparece la inscripción: “Primera entrenadora de Fútbol Femenino de España”.
UNA MUJER VOLCADA EN LA PARTICIPACIÓN
Amelia, además, fue reconocida como la primera pregonera del pueblo de Vargas (2016) y es que durante años ha colaborado activamente en la organización de excursiones o fiestas, por ejemplo, la de la patrona María Magdalena, y en otros eventos como el día de La Perola, el 20 de enero en la festividad de San Sebastián, «como fruto de una promesa que hizo el pueblo de dar de comer a todas las personas pobres por haber liberado al pueblo de una peste».
Desde finales de los años 80 y hasta la actualidad participa en la coral Fuente Buena con otras mujeres de Vargas, lo que le ha permitido viajar en numerosas ocasiones al extranjero y a otras comunidades autónomas.
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