Trabajadores y dirección de Mercadona estaban citados este viernes en el ORECLA, el Organismo de Resolución Extrajudicial de Conflictos Laborales, un espacio en el que se cita a las partes para que aborden discrepancias laborales con el fin de evitar que se llega a juicio o huelga.

Sin embargo, desde el Comité de Empresa han explicado que desde la empresa ni siquiera ha acudido un representante, sino una procuradora que se ha limitado a firmar que el encuentro finalizaba sin avenencia, es decir, sin acuerdo.

Para el Comité de Empresa, esta actitud es prueba de la falta de «buena fe» en las negociaciones y la búsqueda de «paz social», pues, si la hubieran tenido , «como mínimo hubiera tenido la deferencia de sentarse con los representantes de los trabajadores del Comité de Cantabria que les plantean situaciones tan graves».

Por eso la representación de la plantilla advierte de que llegará «hasta donde tenga que llegar», teniendo en cuento que se trata, además, de materias «sensibles».

Y así, repasan las prácticas que les llevan a plantear la posibilidad de una huelga en todos los centros en Cantabria, que van desde lo estrictamente laboral hasta otros aspectos, como las políticas de conciliación familiar,  los protocolos para la violencia de género…

Critican su actitud en cuestiones como la salud de los trabajadores, discriminación salarial, sobrecarga de trabajo, fabricar despidos a precio cero para la empresa con documentales no sujetas a derecho o no tener activos los sistemas preventivos de la empresa, entre otras cosas,

«Ninguna empresa puede pensar que está por encima de la ley y esta nos lo demuestra diariamente, incluso haciendo caso omiso a la propia Inspección de Trabajo quien le ha abierto dos expedientes de sanción, uno en materia de salud (evaluación de riesgos psicosociales) y otra en materia de registro de jornada», recuerdan.

Para el Comité de Empresa, la dirección de Mercadona en Cantabria «deja claro con sus actos que aplica la ley del látigo y la ilegalidad, no quiere trabajadores quiere esclavos».

En consecuencia, «penaliza las bajas, persigue a sus trabajadores enfermos con su ejército de médicos de empresa, paraliza los procedimientos de salud para enmascarar las sobrecargas de trabajo y por extensión las enfermedades profesionales de los trabajadores, etc.