El Vilaboa Uno salió sobrecargado y distintos elementos de seguridad eran poco visibles o de difícil acceso
Finalmente, no habrá consecuencias judiciales por el hundimiento del Vilaboa Uno. Sucedió en abril de 2023 frente al faro de Cabo Mayor, en Santander, y causó la muerte a tres marineros embarcados.
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En la sentencia, conocida este jueves, el Juzgado de Instrucción n.º 5 de Santander ha sobreseído el procedimiento penal iniciado el pasado año por el hundimiento del barco pesquero Vilaboa Uno, en el que murieron tres hombres, al no encontrar “indicios suficientes de la comisión de un delito”. El proceso se activó a raíz del atestado de la Guardia Civil, y finaliza concluyendo que no hay ni incumplimientos de la normativa laboral ni imprudencias por parte del armador (lo que sería la empresa) o los propios marineros.
Eso no quiere decir que no se hayan encontrado en el proceso e informes que se sucedieron a raíz del hundimiento cuestiones que puedan mejorarse.
La Comisión permanente de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (CIAIM), dependiente del Gobierno central (Ministerio de Transportes) investigó lo sucedido y encontró varias circunstancias que contribuyeron al hundimiento.
Así, se constató que el buque salió de puerto sobrecargado, y también que la zona de tuberías no era accesible, lo que suponía que no se podía ver cómo estaba. Además, se encontraron inconvenientes en el sistema de achique a la hora de trabajar, como filtros y rejillas que eran poco accesibles. Y se detectaron pocetes del parque de pesca que no tenían alarma acústica o visual que indique el estado de la tolva de desperdicios (sonidos o luces que avisaran cuando había que intervenir en ellos).
Este organismo, de hecho, hace una recomendación que el Juzgado considera “relevante” (aunque no es de obligatorio cumplimiento): pide que se estudie la conveniencia de hacer obligatorio el uso de pilotos luminosos en el puente y en el parque de pesca que indiquen el estado de la tolva de desperdicios, el elemento al que se ha apuntado como la entrada de agua que descompensó los movimientos del barco.
La tolva debía estar cerrada, y así aseguraron los marineros que debía estar. En el barco ya hundido se observó que estaba abierta. El organismo estatal que estudia los accidentes marítimas remarcaba en su informe que lo habitual es que estuviera cerrada cuando no estaban trabajando, y concluye que es posible que los marineros no supieran exactamente cómo estaba en ese momento. Y apunta que este mecanismo está en un lugar de difícil acceso para su apertura o cierre.
No obstante, de las investigaciones e inspecciones realizadas al Vilaboa Una no se concluye que el hundimiento fuera por razón de la tolva de desperdicios. Esa “es sólo una de las tres hipótesis” que barajan los técnicos.
Los informes elaborados por la Inspección Provincial de Trabajo y Seguridad Social de Cantabria y por la Comisión permanente de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (CIAIM) llegaron a la conclusión de que la causa del hundimiento fue la entrada de agua en el parque de pesca (un espacio en el interior de los barcos para un primer procesado de las capturas).
Se apunta a posibilidades de esa entrada de agua a un fallo en el circuito de refrigeración en el parque de pesca (allí los tripulantes detectaron más agua, pero no pudieron comprobar si había algo roto al encontrarse oculto por cajas de pescado) o el atasco en las bombas de achique.