
ANPE acusa a la Consejería de Educación de interpretar interesadamente datos de una encuesta a los docentes
Las recientes declaraciones del consejero Silva sobre la supuesta satisfacción salarial del profesorado constituyen, en opinión del sindicato educativo ANPE, una «manipulación interesada y profundamente parcial de los datos recogidos en la encuesta de convivencia y condiciones de trabajo (que puedes descargar aquí).
Presentar como un dato revelador que el 65% del profesorado afirma estar moderadamente satisfecho, satisfecho o muy satisfecho con su salario «ignora de forma deliberada varios aspectos fundamentales del análisis estadístico y del contexto real que vive el colectivo docente», según ANPE.
En primer lugar, esta organización cree que «es inaceptable utilizar categorías tan amplias como ‘moderadamente satisfecho’ para reforzar una conclusión positiva. Esta categoría, por definición, refleja una valoración ambigua o incluso tibia, no una satisfacción real. Si además se suma la opción ‘ni satisfecho ni insatisfecho’ (que expresa explícitamente una posición neutral, es decir, ni contento ni descontento) para elevar la cifra al 73%, se incurre en una clara tergiversación: se están inflando artificialmente los niveles de satisfacción para apoyar un discurso político», afirma.
En segundo lugar, ANPE considera que «el consejero omite intencionadamente otro dato objetivo: las movilizaciones masivas de docentes en fechas recientes». Las huelgas del 28 y 29 de mayo, así como la del 3 de abril, contaron con una participación muy significativa, pese a que ANPE también ve un intento de maquillar las cifras desde la Consejería. Más de 5.000 docentes han salido dos veces a la calle en defensa de sus condiciones laborales y salariales, por lo que el sindicato cuestiona si eso sucedería si hubiese un profesorado satisfecho con su situación laboral.
Estima el sindicato que resulta contradictorio y preocupante que, en lugar de reconocer el descontento creciente del profesorado, se intente imponer un relato optimista con datos presentados de forma sesgada. Su visión es que la realidad, constatada en las aulas, en los claustros y en las calles, es que el profesorado está reclamando mejoras justas y urgentes. «Invisibilizar ese malestar no solo es deshonesto, sino que impide abordar de forma responsable los verdaderos retos del sistema educativo», concluye.