El Obispado acogerá al grupo de albaneses en la residencia del monasterio de Soto Iruz

Una treintena de personas que estaban hacinadas en un edificio de Nueva Montaña (Santander), sin luz, agua ni urinarios. Un particular que les ayudaba durante el Estado de Alarma fue multado
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El grupo de 30 personas albanesas a los que el Estado de Alarma cogió hacinados en las inmediaciones de la estación de ferrocarril de Nueva Montaña, en una construcción sin acabar, sin agua, luz ni servicios para hacer sus necesidades, podrá vivir en condiciones dignas a partir de la semana próxima en la Residencia del Santuario de Nuestra Serñora del Soto, en Iruz (Santiurde de Toranzo).

Acceso a la construcción sin finalizar donde se guarecían los albaneses en Nueva Montaña

Según ha podido confirmar EL FARADIO, el Obispado ha puesto hace unos días a disposición del Gobierno de Cantabria sus instalaciones, después de las gestiones realizadas por la Consejería de Políticas Sociales del Gobierno de Cantabria y la Delegación del Gobierno, con la intervención de colectivos y organizaciones sociales como Nueva Vida o Ampros, lo que permitirá la atención a las personas que se alojen en estas instalaciones desde principios de la próxima semana.

Quedaba una parte, la más importante: la aceptación del traslado por parte de los propios afectados, los ciudadanos albaneses, que días atrás se habían mostrado reticentes cuando el Gobierno empezó a ofrecer alternativas.

Lo rechazaron, en parte por su desconfianza, por las malas experiencias previas durante un largo y complejo proceso migratorio; también por el miedo a situarse bajo el radar de las instituciones, sobre todo después de una intensa campaña de criminalización de los polizones impulsada desde el Puerto de Santander, como han denunciado La Guerra Empieza Aquí, Pasaje Seguro o La Vorágine.

Para estos colectivos, desde el otoño de 2018, la Autoridad Portuaria ha estado lanzando mensajes irresponsables, como su proyecto de elevar la valla del perímetro – que no funcionó a la vista de los acontecimientos posteriores. El último episodio fue la pérdida de la conexión del Ferry con Cork, que el presidente del Puerto, Jaime González, pretendió vincular con problemas de seguridad en el recinto por las intrusiones de estas personas en busca de un pasaje irregular hacia las islas británicas, mientras la naviera (Brittany Ferries) ofrecía un abanico de explicaciones mucho más amplio, con mayor peso de las económicas o logísticas,sobre el traslado de la ruta a Bilbao.

Cuando llegó la pandemia del Coronavirus, este grupo sumó a sus preocupaciones la de la incertidumbre por su país de origen, donde tienen familiares y amigos. Aunque nunca han perdido de vista su objetivo (llegar al Reino Unido), el Estado de Alarma les ha dejado confinados en un lugar nada deseable (antes podían hacer sus necesidades en los baños de los bares o asearse de vez en cuando en viviendas de gente solidaria que les ofrecía esa ayuda), una construcción sin terminar en el barrio de Nueva Montaña, en Santander, cerca de la estación de ferrocarril. Ahí, sin camas, luz, agua ni sanitarios, han pasado meses guarecidos, lo justo para no estar a la intemperie.

CONVENCER A LOS ALBANESES

Para convencerles del traslado, ha sido clave la intermediación de Nueva Vida, que ya gestiona el Albergue de Solórzano para personas sin hogar y que ya se ha puesto manos a la obra para adquirir las sábanas y otros materiales necesarios para la acogida en Soto Iruz. También han intermediado albaneses cercanos a esta misma organización social y Javier González Soto, el ciudadano que denunció públicamente la situación de hacinamiento en la que estaban y la campaña de criminalización que habían sufrido.

Javier atendía a este colectivo (les llevaba agua y comida) antes de las medidas de confinamiento, pero el fin de semana que entró en vigor el Estado de Alarma fue sancionado en dos ocasiones por intentar asistir a los albaneses. Consideraba que, como grupo vulnerable, era una de las excepciones a la movilidad que se recogía en el Decreto, pero fue apercibido por las fuerzas de seguridad de que si había una tercera vez propondrían su detención.

Tras la publicación en EL FARADIO la historia ha tenido recorrido nacional, en las páginas de El País (Confinados en el ‘Hotel Piojos’), o en el programa Hoy por Hoy de la Cadena SER. Incluso, según ha podido saber este medio, el embajador de Albania en España ha tratado de contactar con el grupo.

Esta denuncia de la situación del grupo de albaneses llegó directamente a la Delegación del Gobierno, al igual que se pidió ayuda a ayuntamientos y a la Consejería de Presidencia del Gobierno de Cantabria. El Ayuntamiento de Santander respondió que el Centro de Acogida Princesa Letizia estaba lleno y que la residencia de deportistas del Complejo de la Albericia, solicitada por el Gobierno, estaba gestionada por una empresa privada.

Pasaje Seguro exige atender con criterios de salud pública la situación de infravivienda de migrantes albaneses

 

La delegada del Gobierno, Ainoa Quiñones, se implicó desde entonces en la solución y ha coordinado con otras instituciones la búsqueda de un espacio que reuniera las condiciones dignas y mínimas de higiene y salubridad para estas personas.

Ainoa Quiñones, delegada del Gobierno en Cantabria

En los últimos días, Quiñones ha estado en contacto con la consejera de Políticas Sociales, Ana Belén Álvarez, y también ha extendido las conversaciones a la Policía Nacional y la Guardia Civil sobre el traslado a la nueva ubicación en Iruz.

Las gestiones han fructificado y el vicepresidente y portavoz del Ejecutivo autonómico, Pablo Zuloaga, anunciaba este jueves en la rueda de prensa del Consejo de Gobierno que la Dirección General de Política Social está trabajando con el Obispado de Santander para poner en marcha un segundo centro para atender a personas sin hogar, después de que 31 personas sin techo ya están viviendo en el Albergue de Solórzano.

LA COLABORACIÓN DEL OBISPADO

Ese segundo centro es la residencia del Convento de Nuesta Señora de Soto Iruz, con unas 60 plazas disponibles, al que llegó la Consejería de Políticas Sociales en contacto con el Obispado. La colaboración se inició la semana pasada, cuando el Estado pidió a las Comunidades Autónomas una relación de espacios a movilizar ante la emergencia sanitaria.

Ana Belén Álvarez con su equipo de la Consejería en el Parlamento de Cantabria

Entonces surgió el Seminario de Corbán, pero la primera respuesta del Obispo, Manuel Sánchez Monge, es que se habían donado camas a otros centros residenciales y la única planta que estaba dotada era utilizada por los clérigos, con lo cual no lo veía oportuno.

Apenas unas horas después fue Sánchez Monge el que telefoneó a la consejera para ofrecerle la hospedería junto al Santuario de Iruz. En un primer momento no se consideró, porque se habían iniciado otras gestiones. Se había empezado a poner en marcha el Albergue de Solórzano como centro para personas sin techo y se había solicitado colaboración a otros ayuntamientos.

Así, este lunes Álvarez llamó de nuevo al Obispo para ver si la posibilidad de Soto Iruz seguía en pie. Conversó también con el cura del Convento. Ambos mostraron plena disposición y colaboración.

Este martes el director de Políticas Sociales, Julio Soto, y la directora del ICASS, Maria Antonia Mora, ya estaban revisando las instalaciones para ultimar los detalles. Su impresión es que están en perfectas condiciones y a principios de la próxima semana podrá completarse todo el trámite para albergar a los albaneses.

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