«No tener casa mata»

Así lo advierte Cáritas Diocesana de Santander quien cifra en 22.000 las personas que "sufren contextos de inseguridad en su vivienda en nuestra región".
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El excepcional contexto de pandemia en el que se ha convocado este año el Día de Personas Sin Hogar, el domingo 25 de octubre, ha puesto de relieve la extrema vulnerabilidad de las personas en situación de sin hogar, o que viven en infraviviendas o lugares poco salubres, para las que adoptar las medidas de prevención del Covid-19 propuestas por las Administraciones es simplemente una utopía.

Cáritas Diocesana de Santander se une otro año a la campaña de Personas sin Hogar en la que, bajo el lema “No tener casa mata”, reclama alternativas para proteger a las aproximadamente 22.000 personas que viven en 7.800 viviendas en contexto de inseguridad en Cantabria.

«HACE FALTA VOLUNTAD»

“El Covid ha dejado una cosa clara, y por una vez positiva, durante en el estado de alarma: El alojamiento de todas las personas es posible si existe voluntad,” manifiesta Olga Martínez Fernández, coordinadora de Acompañamiento Especializado de Cáritas Santander.

“En un primer momento fue horrible, puesto que la única barrera efectiva que existía, y sigue existiendo, para que las personas eviten el virus es tener un hogar donde refugiarse, y ellos no lo tienen. Tristemente, terminado el estado de alarma se cerraron los recursos ‘extra’ para las personas que dormían en la calle”.

Cáritas pide a las instituciones públicas garantías para esas personas junto a Faciam (Federación de Asociaciones y Centros de Ayuda a Marginados), XaPSLL (Xarxa d’Atenció a Persones Sense Llar de Barcelona) y besteBI (Plataforma por la Exclusión Residencial y a favor de las Personas Sin Hogar de Bilbao).

Porque vivir en la calle, explican, “mata” los sueños, las oportunidades, la confianza… y además “impide” la salud física y mental, las relaciones sociales y el acceso a derechos.

Esas dificultades son especialmente graves en un país como España, que carece de un parque de vivienda social en alquiler adecuado: únicamente cuenta con unas 275.000 viviendas de ese tipo, lo que supone el 1,5 % del parque de viviendas principales (según el Informe de la Defensoría del Pueblo “La vivienda protegida y el alquiler social en España 2019”).

A ello se suma el hecho de que la esperanza de vida de las personas sin hogar está entre 42-52 años, unos 30 años menos que la población general, como refleja el estudio realizado en la “Estrategia Nacional Integral para Personas sin Hogar 2015- 2020”.

EXIGENCIA DE DATOS VERACES

La entidad en Santander basa su discurso en las cifras regionales del Informe sobre Exclusión y Desarrollo Social en Cantabria 2019, que elaboraron junto a la Fundación Foessa con gran esfuerzo y recursos por parte de la diocesana.

De este estudio se extraen datos como que la vivienda ocupa el primer lugar como generador de dificultades en la sociedad, afectando a más del 20 % del conjunto de los cántabros. A los 7.800 hogares en situación de vivienda insegura -temporalmente sin contrato de arrendamiento, bajo la amenaza de la violencia o con notificación de desahucio- se les suman unos 13.300 hogares (45.000 personas) en situación de vivienda inadecuada para la habitabilidad -con hacinamiento o sin acceso a suministros.

En cuanto a los casos de personas que llegan a quedarse en situación de sin techo, “no existen datos,” lamenta Martínez. “Es muy difícil trabajar así y precisamente esa es una de nuestras demandas concretas: que se cree un observatorio en Cantabria que pueda analizar el problema de manera seria”. Desde la Coordinadora de Personas Sin Hogar, en la que está presente Cáritas, llevan un tiempo intentando crear “una especie de censo”, pero hace falta mucho trabajo.

ACOMPAÑAMIENTO

Cáritas es facilitadora de información de primera mano ya que es muchas veces la entidad que llega, precisamente, donde la cobertura de las instituciones públicas no alcanza. Su proyecto continuado de personas sin hogar asiste a personas que están atravesando esta dificultad mediante un acompañamiento personalizado que trata de intervenir en todas las áreas donde existan problemas, al tiempo que fomenta las
capacidades de estas personas.

“Hacemos acompañamiento en todos los ámbitos para que la persona pueda recuperarse y empezar a reconstruir la vida de nuevo”. Así, las actividades pueden ir desde búsqueda de alojamiento o el acompañamiento a gestiones administrativas, jurídicas o sanitarias importantes para mejorar su vida, hasta la derivación a talleres de participación donde pueden revalorizar sus capacidades y autoestima con diferentes prácticas creativas, como es por ejemplo la fotografía.

‘Y TU ¿QUÉ DICES? DI BASTA’

Dada la excepcionalidad de la situación socio-sanitaria, este año se van a restringir al máximo los actos de movilización ciudadana en los espacios urbanos, como en años precedentes.

Por ello se están impulsando acciones en línea en redes sociales bajo el hashtag #notenercasamata, que den el protagonismo debido a las personas participantes en los programas y recursos de las entidades sociales.

La mayoría de eventos programados tendrán lugar el jueves 22 de octubre, donde está previsto proceder a la lectura del Manifiesto preparado para la jornada de este año.

En Santander, además, las televisiones de los autobuses urbanos proyectarán a lo largo de la próxima semana un vídeo muy especial con imágenes tomadas por personas sin hogar acompañadas por Cáritas.

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