La Plataforma SOS Pol Somo-Loredo, que surgió a raíz de la tala de árboles en Loredo, acaba de anunciar que se ha logrado salvar de la tala un total de 34 árboles de la zona, expuestos a las obras de la carretera Loredo-Langre.

Hace unas semanas, este colectivo se reactivó para denunciar el impacto de esas obras –que no rechazaban, enfatizando que consideraban necesaria la mejora de la carretera—sobre los árboles.

Sus protestas, apoyadas por la asociación ecologista ARCA y el partido Equo, consiguieron paralizar los trabajos, y pidieron para futuras acciones una mayor planificación y participación previa para evitar futuras situaciones como esto.

Es un proyecto que ya en su día el partido municipalista Iniciativa Vecinal Ribamontán al Mar intentó que se abriera a más participación ciudadana, a través de la presentación de sendas mociones en 2017 y 2019 que fueron rechazadas en el Pleno municipal, remitiéndose a una futura consulta del proyecto.

Además, a raíz de los contactos iniciados esos días con la Consejería –que aseguró que repondría la misma cantidad de árboles talados–, añaden que “se considerará por parte de la Direccion de Urbanismo cualquier recomendación en el futuro de la planificación de las mejoras de los firmes y entorno de las carreteras de la región, para que conserven en la medida de lo posible el entorno y se haga compatible con la seguridad y el disfrute de los ciudadanos”.

Obras Públicas trasladó entonces que se mantendrán las inspecciones y análisis necesarios para que, en la medida posible, en aquellas zonas donde pueda separarse el trazado de arbolado del nuevo paseo peatonal, sean conservados los plátanos aislados existentes en este recorrido.

No obstante, lamentan que “desgraciadamente, los ciudadanos ahora más que nunca hemos de permanecer alerta para la protección de los más débiles, en este caso los árboles y el patrimonio paisajístico y medioambiental, en permanente estado de indefensión y sometidos a la habitual pasividad por parte de la administración cuando planifica y toma decisiones de futuro”.

Y advierten de que “cualquier eliminación de nuestros activos medioambientales es hipotecar el futuro económico del municipio, sobre todo en esta etapa tan especial y «verde» donde la Unión Europea va a potenciar aquellas áreas que preserven su identidad medioambiental” de modo que “dar la espalda a este futuro es acabar con el municipio”