Falta de inversión, subastas a la baja, financiación de Liberbank y cambios en el suelo hicieron posible el círculo privatizador de la residencia La Pereda

El precio de subasta de la parcela pasó de los 28 millones a los 6,6 en que fue comprada.
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La agenda institucional ha provocado este miércoles el contraste de dos modelos: la visita de la consejera de Empleo y Políticas Sociales, Eugenia Gómez de Diego, al Centro de Atención a la Dependencia (CAD) de Cueto, y, muy cerca de allí, en El Sardinero, la de la alcaldesa Gema Igual a la residencia La Pereda, que el 1 de septiembre cerrará el ciclo privatizador iniciado hace ya una década.

Entonces se anunció el cierre de lo que fue una residencia pública después de que la falta de inversión suficiente en mantenimiento la alejara de los estándares fijados por lo público, y, que, eue, en cualquier caso, se hubieran podido compensar con más inversión que hubiera logrado mantener el centro en lo público: 9 millones eran necesarios para adecuar el centro, y 10 ha invertido el propietario, la cadena Mundiresidencias en hacerlo.

La plantilla recibía este miércoles la bienvenida de la propia empresa y del Ayuntamiento (la Agencia de Desarrollo Local se ha encargado del proceso de selección de personal para esta empresa privada).

En total, serán una treintena de personas especialistas en el ámbito de la atención sociosanitaria a personas dependientes y la promoción y desarrollo de la autonomía personal, como médicos, Diplomado Universitario de Enfermería (DUE), gerocultores, trabajadores sociales, psicólogos, auxiliares de farmacia, fisioterapeutas o terapeutas ocupacionales, entre otros, así como personal para recepción, lavandería y servicios del centro.

El modelo de La Pereda incluye elementos como el jardín terapéutico Palmlöf, el primero de estas características en la comunidad cántabra, servicios como peluquería y podología, sala de pintura y manualidades, huertos adaptados, sesiones de cine diarias, comedores privados para familiares, biblioteca y lavandería; personal sanitario especializado, rehabilitación…

EL AYUNTAMIENTO REIVINDICA HABER CONSEGUIDO 5 PLAZAS AL MISMO PRECIO QUE LA RED PÚBLICA

El centro tiene capacidad para acoger a 181 personas, distribuidas en 91 habitaciones individuales y 45 dobles. Cuando era pública, los usuarios eran algo menos del centenar.

El Ayuntamiento destaca que se van a reservar 5 plazas en residencia y 5 en el centro de día para vecinos empadronados en Santander, en condiciones ventajosas para ellos, frente al modelo predominante para el resto. Serán elegidos por el propio Consistorio,  que destaca que serán en condiciones ventajosas.

Lo que el Ayuntamiento llama precios ventajosos son, directamente, los que tendrían las plazas si fueran públicas: el coste de esas cinco plazas residenciales, según el convenio aprobado con la empresa, será el determinado por las plazas públicas publicado cada año por el Instituto Cántabro de Servicios Sociales.

UNA OPERACIÓN POSIBLE GRACIAS A SUBASTAS A LA BAJA Y FINANCIACIÓN DE LIBERBANK

Después del cierre el terreno seguía siendo público, así que se desafectó y se buscó su subasta, ya después del gobierno del PP.

Un año después, el Ayuntamiento de Santander autorizó la modificación del PGOU que permitió el cambio de uso de lo público a lo privado.

Una empresa privada se hizo con el terreno tras una subasta: el precio inicial fueron 28 millones de euros y la operación final de venta se  cerró en 6,6 millones, que la empresa pudo reunir gracias a la financiación de Liberbank (la antigua Caja Cantabria, hoy Unicaja).

La empresa es Mundiresidencias La Pereda, y anunció una inversión de 4-5 millones de euros para la adecuación. Entre los argumentos para la venta,  el coste de una nueva residencia se estimaba entre 5 y 6 millones de euros.

Es decir, con una inversión que suma 10-11 millones de euros entre la compra del terreno y las obras, la empresa se hizo con unas instalaciones que podían haber sido públicas con una inversión de 9 millones tras haber ejecutado previamente 3,5 ya invertidos-

LA LUCHA POR MANTENER LA PEREDA FUERA DEL NEGOCIO

El cierre de La Residencia hace una década, en un contexto en el que el PP en los Gobiernos central y autonómico afrontó la anterior crisis desde los recortes, desató una ola de simpatía popular y decenas de alegaciones al anterior Plan General de Ordenación Urbana: la privilegiada ubicación de los terrenos, en El Sardinero, hizo temer por su reconversión en bien de lujo, incluso en un hotel, y todo en una comunidad en la que, en cualquier caso, el modelo residencial es mayoritariamente concertado, con escasos centros públicos cien por cien.

El cierre de La Pereda fue una de las causas a las que miró el 15M, participando en las frecuentes protestas que se produjeron en torno al cierre, que agruparon a familias de residentes, trabajadores públicos, colectivos sociales, partidos y ciudadanos a título particular-.  Incluso un usuario se encerró, negándose a salir para no verse alejado de su pareja, en una relación surgida allí mismo.

La lucha se extendió al plano administrativo, ante la importancia que tenía lo urbanístico en todo el proceso, justo mientras se tramitaba el PGOU de Santander, con cientos de alegaciones pidiendo salvaguardar el espacio.

Así, se produjeron cientos de alegaciones de vecinos y activistas implicados en distintas causas en la ciudad, que pidieron al Ayuntamiento de Santander que preservara el valor sociosanitario de La Pereda, preservando su valor público para evitar futuras tentaciones especulativas en una parcela muy bien ubicada frente a la zona de playas. Se consiguió al menos que el espacio fuera sanitario y no residencial, aunque el Ayuntamiento acabaría consagrando en el PGOU que la parcela pudiera pasar de pública a privada.

El proceso se relata en  ‘Expulsados. Santander, la transición urbanística pendiente’, el libro del equipo de EL FARADIO (Oscar Allende, Guillem Ruisánchez y Eva Mora) sobre el modelo urbanístico en Santander, ganador del I Premio de Periodismo de Investigación de Libros.com.

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