La Dársena de Maliaño, Raos y los espacios rurales y agrarios ganan protagonismo en el nuevo modelo de ciudad

Santander Hábitat Futuro plantea una apuesta por incentivar la alimentación local a través de plantaciones, pastoreo, cooperativas para producir sidra...
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Tal vez las imágenes más públicas y colectivas de Santander –y muy condicionadas porque el relato público haya girado en torno al turismo—sean la Bahía, el Sardinero o La Magdalena.

Santander Hábitat Futuro, el nuevo modelo de ciudad diseñado por LandLab y Paisaje Transversal por encargo de la Concejalía de Urbanismo como guía para el futuro PGOU, abre nuevos usos e imágenes del paisaje de la capital exprimiendo partes que ya tienen y sus potencialidades, desde la marisma de Raos hasta terrenos portuarios, pasando por la campiña litoral y un importante e intenso enfoque a la parte más rural y agraria.

LA DÁRSENA DE MALIAÑO, PARA EL EMPRENDIMIENTO

Así, para la dársena de Maliaño (zona Barrio Pesquero) y el canal de Raos, con usos portuarios, se plantea un mayor protagonismo para la cultura y el pensamiento (de alguna forma, una prolongación de lo sucedido con el Centro Botín, que hay que recordar que se levantó sobre un suelo portuario cedido y con un cambio de uso, y también en línea con el Plan Director de Cultura). Ejemplos recientes de usos portuarios evolucionados a culturales está en el museo de la Fundación Aire, en los antiguos almacenes de Gamazo.

Aquí lo que se plantea es como la recuperación de la dársena de Maliaño a la ciudad como consecuencia de la tendencia a concentración de la actividad portuaria en Raos, , libera edificios portuarios que se pueden proteger como son los silos, que suponen patrimonio industrial y que además tienen capacidad de alojar nuevas sedes culturales o asociadas de gran impacto internacional.

Ahora mismo están allí edificios sedes de la Comandancia Naval, Sanidad Marítima, el Centro Local de Coordinación de Salvamento (CLCS), el Centro de Coordinación de Servicios de la Autoridad Portuaria (CCS), Aduanas…

Esta dársena se concibe como un espacio para el emprendimiento y la innovación, con incubadoras de empresas o centros como Lanzadera en Valencia en los que se concentren servicios de asesoramiento, cursos, acompañamiento, facilitación y mediación para el desarrollo de iniciativas empresariales innovadoras.

En la zona más Barrio Pesquero ya se ha avanzado en recuperación de usos ciudadanos, con paseo ,si bien queda pendiente una mayor integración (no sólo con su entorno más directo, sino con el paseo natural portuario –Antonio López, Muelle de Calderón…) y la adaptación a la reducción del tráfico

LAS MARISMAS DE RAOS: EL CONTACTO CON LA NATURALEZA

En las Marismas de Raos lo que se plantea es una evolución de lo que ya se hizo en el 94 con la recuperación de marismas entonces (unos ecosistemas tradicionalmente despreciados, pero claves por su capacidad de control de las inundaciones y de refugio de aves). En Raos, sin embargo, se han ido degradando e incluso perdiendo espacio en detrimento del Puerto.

Una actuación en Raos tendría impacto sobremanera en Nueva Montaña, barrio residencial, con poco comercio, partes aún sin edificar  y un contacto directo con la naturaleza, con una media de edad baja, de familias jóvenes, por tanto, se un espacio ideal para un urbanismo del “mientras tanto” en el que se logre una “reconquista temporal” de espacios (solares vacíos que no se podrán edificar por las crisis y que pueden orientarse a usos deportivos, huertos…)

La apuesta incluye una gestión sostenible de las marismas que permita que vuelvan especies que se marcharon, la reforestación con frutales y una política hídrica eficaz.

Raos se cruza con el arroyo Otero, y en ese espacio se propone incluso un vivero municipal, complementar Mercasantander con invernaderos, un centro de investigación o la ampliación del PCTCAN (dejando espacios de plantación entre parcelas), siempre dejando los márgenes para la ribera.

LA CAMPIÑA LITORAL

La campiña litoral (toda la costa norte, el entorno del Faro) se presenta como un espacio clave por su valor natural, con un Agroparque desde el que se pueda producir alimentación a base de frutales, como manzanos y perales para producción de sidra, acompañados de pastoreo, con las posibilidades de gestión del agua y la lluvia y renovables e invernaderos ubicados estratégicamente.

Usos que se suman a los de recreo y esparcimiento ciudadano, para lo que se debe preservar su carácter rural sin descuidar su conexión con el resto de la ciudad.

La parte agraria se concentra en la zona norte de Santander, donde históricamente hubo mucho protagonismo de la ganadería, concentrada en áreas que suponen consumo de recursos y generación de residuos (los excrementos), sin aportar al pasto y alimentados de forma artificial. El sistema forestal se basa prácticamente en eucalipto y pino, que acaban perjudicando al suelo, que se quieren cambiar, en su conjunto, por usos agrarios que no necesiten recursos externos y que no perjudiquen al pasto y suelo, además de generar ingresos a los profesionales del sector primario.

Aparte de los usos que generan alimentación, también están los  medioambientales, pues la campiña puede ser un sumidero de carbono, clave en la adaptación al cambio climático (a lo que contribuye el incremento de la biodiversidad de las especies que hay en el suelo). Habría más árboles, bosques de frutales ..que según avancen irán más a actividades de pastoreo, o producción de plantas aromáticas para aceites esenciales aprovechando la división en fincas y los clásicos muros de piedra que hay al norte.

Se incentivará una cooperativa para gestionar la producción de sidra y los usos de pastoreo, combinados, en contacto con los propietarios de suelos.

Todo recorrible a través de hitos ya existentes (desde el campo de fútbol al centro de arte del faro  o el Meteorológico, buscando generar espacios de sombra).

LA VAGUADA DE LAS LLAMAS CONECTANDO LO URBANO Y LO RURAL

Siguiendo con las visiones rurales y agrarias, la Vaguada de Las Llamas se ve como un parque recreativo equipado que acerque el campo a la ciudad y la ciudad al campo, con un enfoque de prácticas que demuestren que se puede generar alimentación de forma sostenible con la participación de los propios vecinos y una estética más natural que la actual, sin tanto vial artificial interior, con más biodiversidad de árboles o medidas para favorecer la presencia de polinizadores.

Y aulas de naturaleza para colegios e institutos, que se suman a un importante uso (no deja de ser un corredor de agua dulce hasta el mar) que permita regular los ciclos del agua y evitar las inundaciones en la zona del Sardinero por temporales y cambio climático.

La regulación de la zona implica modificar el trazado de la cercana S-20 y la Avenida de Los Castros –que además al rodear el Parque de Las Llamas generan sensación de aislamiento–, con reducción de velocidad y mejor integración con el parque, ensanchando la mediana y menos estética de autovía.

Se contempla la reubicación del Palacio de los Deportes para que el corredor verde del parque genere continuidad con el parque del Doctor Mesones y a su vez con el mar, llevando ese aparcamiento a las proximidades de la UIMP (se refieren a su sede en Los Castros) y eliminar la calle Marino Fernández Fontecha, dentro del propio parque, que rompe la unidad

 

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