“Necesitamos estar juntas”

Los lazos mutuos y la convivencia como herramienta para compartir experiencias, cuidarse y reforzar la autoestima, claves en el trabajo del feminismo en movimientos como la asociación Consuelo Berges o las Percumozas
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Cuando Belén Pedraja llegó este miércoles a la sede de la asociación Consuelo Berges (la coletilla de asociación de mujeres separadas y divorciadas enseguida nos remite a su nacimiento), se encontró a mujeres de sus grupos de apoyo pintando sus propias pancartas. Iban a asistir por primera vez a lo que para muchas otras es casi rutina, la manifestación del 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer, que hacía que este miércoles fuera más especial de lo que suele ser lo que en principio parece un anodino día a mitad de semana.

Juntar a mujeres, dotarles de red, ayudarlas y hacer que sea ayuden, es una de las principales tareas de la asociación Consuelo Berges, de referencia en la atención a mujeres víctimas de violencia de género y de maltratos de todo tipo, desde el psicológico al económico.

“Juntas somos más fuertes”, explicaba en la tertulia de EL FARADIO en ARCO FM, justo el 8M, Día Internacional de la Mujer.

LAS VOCES DETRÁS DE LOS TAMBORES

Una manifestación, la de la tarde, en la que sonarán fuerte los tambores y batucadas de las Percumozas, un movimiento surgido en los últimos años que ha ido creciendo hasta sumar 150 mujeres en una acción detrás de la que, al igual que de las pancartas de las usuarias de Consuelo Berges, hay mucho más de lo que se ve.

Durante meses, explicaba en EL FARADIO, Miriam Gómez, percumoza, profesora e integrante del sindicato STEC,  mujeres de todas las edades (con una incorporación muy fuerte este año de chicas jóvenes y adolescentes) ensayan en el local de la asociación cultural Octubre de  Torrelavega o en Villaescusa y algo más: realizan lecturas de textos o poemas feministas, dedican tiempo a los cuidados mutuos y, sobre todo, conviven: «necesitamos estar juntas».

Todas aprenden algo muy importante, el aprender como (la manifestación es puro estar en la calle) a las mujeres muchas veces les cuesta ocupar los espacios públicos, sociales y culturales.

Son muchas horas, muchas situaciones, y pasa de todo: algunas de las percumozas son, directamente, víctimas de violencia de género que encuentran un espacio seguro en el que se sienten arropadas, otras son mujeres mayores, señoras, que el día del ensayo logran romper la situación de soledad.

Allí trasladan experiencias en las que les han llegado a decir: “Mi mundo ha cambiado, por primera vez me encuentro en un sitio en el que me siento válida y puedo hacer algo por las demás”, relataba Miriam como ejemplo de las historias que se esconden detrás de los tambores.

LA DIVERSIDAD DE LAS MUJERES

Es un espíritu, el del trabajo en colectivo de mujeres de orígenes diversos para sacar adelante un fin común, que recuerda en buena parte a la experiencia de los Monólogos de la Vagina, representaciones de humor, pero también de lágrima o rabia, sobre distintas situaciones que atraviesan las mujeres, y que varias de ellas daban vida en actuaciones justo por estos días.

En la tertulia estaba también precisamente Carmen Martín, una de las mujeres implicadas en la organización de los Monólogos durante años, (ha sido desde la vagina furiosa por su paso por la agresividad del ginecólogo hasta la mujer mayor que padece cáncer e incluso la mujer “dentro de mí” a la que “quisieron matar”, que incorporó a las mujeres trans a los monólogos, o la violación como arma de guerra, ese «mi vagina era un jardín).

Carmen Martín en plena representación de los Monólogos de la Vagina

Coordinadora de ACCAS (la Asociación Ciudadana Cántabra Antisida, desde donde está en contacto con situaciones de vulnerabilidad extrema y se han promovido muchas redes de apoyo y cuidados mutuos), y número 2, en representación de Izquierda Unida en la candidatura conjunta entre Podemos e IU, Carmen Martín ponía el acento en la mirada sobre las mujeres migrantes (muchas desarrollando trabajos de cuidados o domésticos, muchas pendientes de regularización), las que ejercen la prostitución, las mujeres transexuales o las que se encuentran en situación de pobreza.

Vamos, el “todos los derechos, todas las mujeres, todos los días” que sigue siendo el lema común que inspira al movimiento.

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