Al frente de una empresa con una larga trayectoria a sus espaldas y con el salto dado en su momento a la presidencia de la patronal cántabra, la necesidad –recurrente en él- de un plan para Cantabria llevó a Lorenzo Vidal de la Peña a dar el paso a la política institucional, y en las pasadas elecciones autonómicas fue el número 2 de la lista del Partido Popular al Parlamento de Cantabria.

Un ciclo, el de ser diputado, que finalizará con la legislatura –este lunes era el último pleno en el viejo Hospital de San Rafael—ya que Vidal de la Peña no repetirá en la política institucional y volverá al mundo de la empresa y la sociedad civil.

“Está el patio como para quedarse quieto”, resumía entrevistado en EL FARADIO DE LA MAÑANA a modo de cierre de una etapa en la que, fiel a su estilo, ha “aprendido mucho”, incluso de personas de las que antes hubiera pensado que lo haría.

Entre las cosas que ha aprendido,  muchas tienen que ver con el papel de lo institucional, donde ha comprobado que “las cosas suceden de otra manera”, ya que se tiende “más a reaccionar que a “prever”.

Es decir, “los tiempos no acompasan” y acabó llegando a la conclusión de que “quizás no sea el lugar para empujar” por un cambio, por lo que reivindica el peso y poder de la sociedad civil para lograrlo.

También ha descubierto como “este sistema” ha ido “aglutinando” un “determinado tipo de funcionamiento” y “un perfil concreto de personas”, porque, añadía Vidal de la Peña, “todo en la vida lo conforman las personas”. “Y en estos tiempos considero que las personas que están en política, aunque hay de todo, no ayudan a que las cosas cambian y los tiempos sean adecuados con la realidad que vive el ciudadano”, añade.

Con todo, apela a una mirada positiva y niega sentirse decepcionado con la experiencia, apelando a su propia forma de ser: “yo no me decepciono ni cuando me pego con una pared, vuelvo y busco una forma de pasarla”.