Un PP sin ideas ante los excesos del turismo rechaza las propuestas de la oposición en Santander

Estrena rodillo de mayoría absoluta negándose a debatir sobre pisos turísticos o regulación de las terrazas.
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El Pleno de agosto en Santander fue en realidad el de arranque del curso municipal: de marcaje del próximo curso y despedida de un verano en el que ha sido recurrente a nivel estatal el debate sobre las consecuencias de la masificación turística: no sólo por las visitas y la sobre explotación de espacios en pueblos o ciudades, sino por los problemas por la generalización de las terrazas a raíz de la pandemia y por el impacto que empiezan a tener las viviendas de uso turístico sobre el precio de la vivienda de alquiler general.

Y no es que este último sea un problema desconocido para las instituciones: lo exponía la propia alcaldesa de Santander, Gema Igual, reunida esta semana con la nueva consejera de Cultura (con competencias en Turismo), Eva Guillermina Fernández (con quien coincidió en la propia Corporación santanderina, entonces ella como directora general de Cultura bajo la batuta de Javier Ceruti, Ciudadanos).

Ambas exponían la necesidad de regular los pisos turísticos que no están debidamente registrados, pues no cualquier vivienda puede ser turística (por ejemplo, debe haber entradas independientes), si bien lo fiaban a un grupo de trabajo que analice la situación y a las medidas que adopte el nuevo Gobierno de Cantabria (PP). En la reunión la alcaldesa realizó la súbita, sorprende, novedosa e inédita revelación de que en la ciudad cuesta encontrar pisos de alquiler para todo el año ya que muchos propietarios o rentistas prefieren alquilar aparte en verano o por días o semanas sueltos.

Por eso sorprendía que, ante el conocimiento del problema e incluso la coincidencia de planteamientos de una propuesta que llevaba IU-Podemos al Pleno de Santander (la realización de un estudio y el abordaje en una futura Ley de Vivienda) la reacción del PP, con su recuperada mayoría absoluta.

Lo mismo sucedió con otra del PSOE, en este caso en relación con la regulación de las terrazas en calles, que llevan tiempo suscitando quejas vecinales y que proliferaron a raíz de la pandemia, cuando el sector de la hostelería necesitaba más espacio por las limitaciones para frenar la proliferación del virus y proteger la salud colectiva. En la Web de campaña del PP se trató de explicar este aumento de terrazas con un confuso no es que se hayan autorizado más terrazas, sino que se han pedido más que antes no se habían pedido.

Que era algo en lo que ya se estaba trabajando se esgrimió desde el PP como un argumento para rechazar ambas propuestas en lugar de para apoyarlas, si bien las medidas al respecto no han trascendido hasta que ha llegado este cuestionamiento y, en el caso de las viviendas turísticas, hasta que el PP al llegar al Gobierno autonómico lo ha situado en la agenda. Ayuntamientos como Bilbao –poco sospechoso de ser un soviet- han tomado decisiones para limitar el impacto de los pisos turísticos, evidenciando que los municipios también tienen competencias. El PP llegó a culpar al anterior Gobierno autonómico de lo que no deja de ser un problema que se produce en ciudades de todo el mundo, culpándole por su regulación en lugar de por no regular.

 

 

Y no es que se estuvieran pidiendo inspecciones policiales sobre el cumplimiento de las ordenanzas, denuncias a pisos turísticos o impuestos especiales a ambos sector: desde Izquierda Unida-Podemos se pedía un estudio y desde el PSOE una mesa de diálogo con todos los implicados (hosteleros, vecinos, instituciones).

NI TOCAR AL SECTOR 

Son todo paradojas: desde las predicciones fallidas sobre la ruina y persecución al sector hostelero hasta las de que los problemas en las playas de Santander iban a perjudicar al turismo.

Suena hasta coherente hacia el PP local no hacer nada que remotamente incomode a un sector organizado y activo –al que llegó a subvencionar los precios de los pinchos en las casetas de la Semana Grande para evitar subidas–, tal vez sorprenda más la actitud ante los pisos turísticos teniendo en cuenta que en los períodos de temporada alta llega a actuar casi de portavoz de los hoteles de la ciudad al ofrecer incluso sus datos de ocupación, relegado en este caso en las prioridades por un colectivo menos organizado pero por lo que se ve más a tener en cuenta: el rentismo local.

TOROS SÍ, RUBIALES NI HABLAMOS

Por terminar de contar el Pleno, el PP también rechazó una propuesta del PRC de dar ayudas específicas a las familias ante el inicio del curso y sí que aceptó una propuesta de Vox para facilitar espacios públicos a la subvencionada –pese a su poco alumnado- Escuela Taurina.

Puestos a rechazar, rechazaron incluso debatir sobre el asunto Rubiales, negando que se introdujera en el orden del día con el criterio de urgencia, cuestionando eso, que este asunto de actualidad fuera urgente, abocando a que, si se quiere abordar, sea en el pleno del próximo mes, cuando habrá pasado aún más tiempo.

Con la negativa caliente a hablar del trato machista de Luis Rubiales a Jenny Hermosa por el beso sin consentimiento, el PP secundó luego una de las concentraciones habituales en solidaridad con las últimas asesinadas en España por violencia de género, la expresión máxima del machismo, un camino que, como todas las violencias, se empieza a recurrir mucho antes de las agresiones físicas.

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