Los trabajadores quieren que AMAZON se siente a negociar el ERE tras el cambio de contrata

Desde USO lamentan la “impunidad” del gigante del reparto, que aboca al despido a medio centenar de personas
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En las últimas semanas se ha conocido que AMAZON, el gigante del reparto de compra online, cambiará la contrata con la que trabajaban en Cantabria, AT OPERALIA, a otra TIPSA, abocando al despido a 50 trabajadores que, según avanzaba en EL FARADIO Gustavo Peña, del sindicato USO, ya han recibido las cartas que confirman la extinción de la relación laboral para el 30 de septiembre.

Es un proceso lleno de paradojas y que evidencia las complejidades y lagunas de la regulación laboral, como la propia figura de la subcontratación de una parte esencial del trabajo de AMAZON, como es el reparto (comparable, por ejemplo, a que en un bar los camareros fueron subcontratados).

Por eso la representación sindical ha pedido que ahora que se abre la negociación del Expediente de Regulación de Empleo (ERE), en esa mesa se siente también AMAZON, ante la sospecha de que se trate de un caso de cesión ilegal de trabajadores, y para pedirles la subrogación de la plantilla.

En otras figuras del mercado laboral, cuando una empresa cambia de contrata, la nueva asume los trabajadores de la vieja, es lo que se conoce como subrogación, prevista en la Ley y objeto de convenios, pero es posible cuando la relación es directa con la empresa, y en este caso AMAZON, pese a ser el cliente principal y no poder realizar el trabajo sin esas empresas de distribución, no tiene relación con los trabajadores.

El cambio de empresa es el único que en realidad se ha producido y no parece que la eficiencia sea el criterio: las rutas de reparto de la nueva contrata son las mismas que se venían haciendo. Tampoco el dinero, para un sector cuya facturación y actividad se ha disparado a raíz de la pandemia, sin que eso se refleje en unos sueldos que se ciñen a los salarios mínimos.

Es algo que ya está pasando en otros lugares como Navarra, con total “impunidad”, lamentaba Gustavo Peña, quien advierte que la sociedad “no puede permitir el blanqueamiento” de estas prácticas laborales.
Parte del cambio se debe, apuntaban desde USO, a que en la nueva empresa no hay, de momento, representación sindical. En AT Operalia la hubo, muy activa, logrando victorias en movilizaciones y sentencias judiciales que, nueva paradoja, no buscaban sólo mejoras salariales individuales, sino incorporación de plantilla para “racionalizar” el reparto. Peña describe rutas sobrecargadas, camiones llenos de paquetería y exigencias de plazos que llevan a hacer “burradas” para cumplir y que se saldan con accidentes, para cuya comprobación anima a fijarse en las propias furgonetas.

Además, la empresa luego ha incumplido lo conseguido en los acuerdos que pusieron fin a las movilizaciones. Es uno de los juicios que quedan pendientes para los próximos meses, incluido el de la cesión ilegal de trabajadores. Hasta la fecha, los tribunales les han ido dando victorias.

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