Cantabria No Se Vende publica un manifiesto en defensa del sector primario cántabro
La intención del manifiesto que ha publicado Cantabria No Se Vende, es, según explican, recabar apoyos de colectivos y, al mismo tiempo, generar empatía en el medio urbano.
Consideran que las protestas desatadas en el campo son lógicas y que es necesario identificar bien «lo que nos asfixia» para cambiarlo, evitando su desvío por intereses ajenos y soluciones en falso.
Explican que la presión de la agroindustria ha obligado a numerosos campesinos a endeudarse para intentar en vano mantener el pulso competitivo o cerrar. «La actividad artesanal ha sido prácticamente desplazada por usos agroindustriales que generan mucho menos empleo, acaparan la tierra, destruyen suelos y acuíferos; haciendo desaparecer las variedades y razas autóctonas, adaptadas a nuestras condiciones territoriales sin necesidad de tantos químicos y sustancias nocivas para medioambiente y seres humanos, empobreciendo la biodiversidad de los paisajes campesinos», señalan.
Añaden que es el abuso de las grandes empresas distribuidoras y comerciales lo que ha llevado a que sean estas quienes acaparen actualmente el valor añadido del trabajo en el sector primario. «Su concentración monopolística les permite explotar a agricultores y ganaderos, obligándolos a asumir precios incluso por debajo de los costes de producción. Las grandes superficies han desplazado a comercios locales y mercados que permiten una relación más equilibrada y cercana entre productores, comercializadores y consumidores finales», explican.
También hacen referencia a los tratados de libre comercio y especulación y matizan que la regulación medioambiental es igual de necesaria en Europa, África o Norteamérica. Por eso, recuerdan que «anteponer los productos importados y desregulados a los productos locales destruye nuestro sector primario y ofrece unas condiciones alimentarias y sanitarias deficientes a los hogares, para una mayor ganancia de las grandes empresas distribuidoras. «Que el cereal o el agua comiencen a cotizar en bolsa es señal de que se está especulando con lo más básico para la vida», apostillan.
Otro de los problemas recogidos en este manifiesto es el de la pérdida del acceso a la tierra y escasez de agua. Culpan a la política de desorden territorial y urbanístico, de monocultivo turístico que provoca que cada vez menos carros puedan mantener su uso agroganadero. «Además, en los entornos rurales las redes de agua están en un estado deficitario, no existen tratamientos de potabilización, ni depósitos de acumulación adecuados. Hace falta que la administración deje de tratar a los habitantes del mundo rural como ciudadanos de segunda», lamentan.
Asimismo, consideran que la Administración actúa en contra de las explotaciones familiares, ya que «mucha normativa, ayudas y papeleo benefician a los grandes terratenientes y empresas, ahogando al común». Al respecto, reivindican que «las instituciones públicas debieran velar por el interés colectivo, la formación e incorporación de jóvenes, las indemnizaciones justas, la simplificación administrativa o el reconocimiento y valorización social de los productores de alimentos de calidad»
El manifiesto concluye recordando que el sector primario, vital para nuestra economía y sociedad, está desapareciendo al igual que lo hace la biodiversidad y en paralelo al agravamiento de la crisis climática. «Lejos de huir hacia adelante, utilizados por los de siempre, hay que corregir el modelo agroindustrial y la globalización que lo están provocando».
Por todo ello, consideran necesario crear comunidad para poder garantizar la soberanía alimentaria, proteger la salud y garantizar unas condiciones dignas a los trabajadores y trabajadoras que producen nuestro alimento.