La mala gestión o los vertidos ilegales, entre las causas de las inundaciones de 2019 en Reinosa

La formación Reinosa en Común apunta a una mala gestión por parte de las administraciones, a los vertidos y dragados, y al incumplimiento de la normativa legal
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Desde que sucedieron las inundaciones de diciembre 2019 en Reinosa, la agrupación electoral Reinosa En Común (REC) ha recopilado información exhaustiva para conocer sus causas y determinar la adecuación de las actuaciones, en un documento , consultado por EL FARADIO, que han hecho público esta semana.

El principal motivo de estas inundaciones que señala la agrupación es que la llanura de inundación natural del río Híjar se ha desplazado artificialmente de la margen derecha a la izquierda, quedando mucho más cercana a las viviendas. Indican que la llanura se ha eliminado a lo largo de los últimos treinta años por la acumulación continuada de vertidos ilegales que han cerrado cada vez más los cauces, creando un embudo en las desembocaduras de los ríos Híjar e Izarilla en el Ebro, que provoca que las aguas en crecida desborden por la orilla contraria hacia las viviendas de Reinosa.

“La propia Confederación Hidrográfica del Ebro confirma, sin lugar a duda posible, que la zona inundable natural del río Híjar en el tramo que discurre por Reinosa ocupa su margen derecha” añaden.

Un vehículo de Protección Civil con dificultades por la histórica crecida del Hijar en la Avenida de la Naval

La cartografía oficial de zonas inundables (dentro del Plan de Gestión de Riesgo de Inundaciones) estableció en 2013 que en Reinosa había una “probabilidad frecuente de inundación” del viario público y de las viviendas de la margen izquierda del río Híjar. En tres décadas, se ha convertido en zona inundable con periodos de recurrencia de tan solo 50 años, una zona que cuando se construyó no era inundable.

Sin embargo, en el segundo Ciclo de Revisión y Actualización de los Mapas de Peligrosidad y Riesgo que está en consulta pública en este año 2020, en la cartografía que propone Confederación Hidrográfica del Ebro, pretende reducir la zona de riesgo para la población, contradiciendo lo ocurrido el 19 de diciembre de 2019.

Frente a esta decisión, Reinosa En Común considera que “no se conocen las razones para ese cambio” y que “si de forma oficial se consolida esta cartografía, se habrá pasado de los errores de precisión en el detalle del año 2013 a los errores de evaluación del año 2020, derivándose graves riesgos para la vida de las personas y la planificación de los sistemas de prevención. No se entiende esta vuelta atrás con el proceso de revisión, cuando se tiene el propósito de mejorar y la naturaleza de los hechos prácticamente ha confirmado la cartografía de 2013” indican.

Asimismo, explican que el foco en la llanura de inundación natural del río Híjar tiene 7 hectáreas de superficie pública urbana, no consolidada, libre, sin construir y que “se puede recuperar para prevenir daños por inundaciones”.

Este terreno lo ocupan acopios artificiales y depósitos de vertidos ilegales de escombros, tierra, piedra, restos vegetales e incluso escorias industriales, “realizados a lo largo de los últimos cuarenta años, y procedentes de cualquier obra ejecutada en Reinosa, incluida la urbanización del polígono contiguo de SIRESA, con la pasividad o incluso a iniciativa de las propias administraciones” lamenta REC.

“Estos rellenos hace mucho que dejaron de ser un problema ambiental para convertirse en un problema de seguridad pública ante el riesgo de inundaciones” indican, pero apuntan que podría ser una zona “susceptible de recuperarse para el cauce, reduciendo el riesgo de desbordamiento y eliminando en su totalidad los riesgos que actualmente existen para la población”.

AFORO Y PUENTES COMO OBSTÁCULO PARA LA CANALIZACIÓN

Por otro lado, advierten de que la identificación de los puntos de desbordamiento de la inundación del 19 de diciembre de 2019 hecha por Confederación Hidrográfica del Ebro tiene graves carencias, y la importancia del papel de los puentes como estructuras transversales que obstaculizan la corriente en las crecidas y su efecto en las inundaciones, “que sigue sin evaluarse”. “La limpieza y mantenimiento libre de la sección de estos puentes es inexistente. Los rellenos artificiales, que no arrastres fluviales, tapan sus ojos y vanos reduciendo de forma patente su capacidad hidráulica” explica REC.

“No se conoce ninguna actuación de limpieza o mantenimiento por parte de los titulares de ninguno de los puentes” añaden.

112 trabajando tras las inundaciones de 2019

La Confederación Hidrográfica del Ebro realizó en mayo de 1985 obras de canalización del río Híjar, con las que años después construyó en Matamorosa una estación de aforo para medición de caudales. De ella sostienen que “no mide los caudales con datos fiables ni para hacer modelos hidráulicos eficaces ni para calcular la máxima crecida ordinaria y los periodos de retorno”.

Además, esta estación se construyó sobre el encauzamiento trazado años antes, aprovechando terreno ganado al cauce y rellenado con sólidos. Por tanto, fuera del brazo principal que constituía el lecho del río y que Confederación había eliminado. Como consecuencia de este emplazamiento, explica la agrupación que “en cuanto hay crecidas una parte importante del caudal discurre fuera de la estación de aforo, por el que era el brazo original principal”.

Reinosa En Común pone otro de los focos en “la periódica retirada de cantos y bolos”, que resulta inútil y “no puede relacionarse con los desbordamientos en Reinosa”. “Hay un río que tiende a recuperar la morfología natural de su lecho en el tramo urbano, y unas administraciones que insisten repetidamente en dragar el río y retirar sedimentos a las orillas para convertirle en una superficie plana como si se tratara de un canal artificial” apuntan.

“Un río no es un canal impermeable”, sino “un sistema complejo que desarrolla flujos, fuerzas y resistencias transversales, verticales y longitudinales”. Por eso, explican que “las estrategias de prevención de riesgo de inundaciones actuales no mejoran la capacidad hidráulica de un río. Al contrario, provocan alteraciones que retrasan que alcance su perfil de equilibrio y aumente el riesgo de desbordamientos”.

DRAGADOS Y MALA GESTIÓN DE LA VEGETACIÓN

“La gestión de la vegetación fluvial y de ribera es errática, contradictoria, falta de planificación y perjudicial para la estabilidad y prevención de inundaciones” menciona Reinosa En Común en el informe.

Al igual que las llanuras de inundación, la vegetación también cumple con una función elemental en la prevención del riesgo de inundaciones como es la disipación de energía, reducción de la fuerza de la corriente y mitigación de los daños. Pero “de forma indirecta y siempre asociada a la mala gestión humana de los cauces, la vegetación fluvial también puede incidir de dos formas en las inundaciones” muestran desde REC.

La vegetación apenas supone un obstáculo frente a los vertidos artificiales en las orillas del río

Una de las causas es la presencia de tapones vegetales enganchados a las infraestructuras, como a los puentes, o el volumen excesivo de materia vegetal en el cauce, causado por presencia de materia orgánica contaminante, plantaciones y entrada de invasoras, dragados periódicos, o podas y desbroces sin planificar.

Por tanto, lamentan que en Reinosa hayan asistido de nuevo por parte de las administraciones a una gestión contradictoria y sin planificar de la vegetación de los ríos. Y ponen como ejemplo el dragado repetido por tercera vez en cinco años este mes de febrero del río Híjar, sumado a la corta y retirada de vegetación en la confluencia del río Izarilla fuera de temporada. “En este lugar la vegetación ya ha rebrotado multiplicando los brotes de especies fluviales, aumentando el volumen respecto al que había antes de la crecida cuando solo han pasado cinco meses” indican.

INCUMPLIMIENTO DE LA NORMATIVA LEGAL

Reinosa En Común concluye su estudio afirmando que “las actuaciones que se están realizando en el Híjar en el año 2020 como reacción a lo ocurrido el 19 de diciembre de 2019 no han puesto en marcha los criterios técnicos ni las directrices que en materia de prevención de riesgo de inundaciones tiene establecida la normativa”.

Esta normativa implica que la gestión del riesgo de inundación debe ir de la mano de la protección y restauración de los ecosistemas. En particular, de los identificados como de interés comunitario en la Red Natura 2000, como sucede en Reinosa.

Afirma REC que “se ha ignorado la Directiva 2007/60 de Inundaciones, que subordina las medidas planteadas en los planes de gestión del riesgo de inundación a la obligación de cumplir con los objetivos ambientales definidos por los planes hidrológicos”.

Asimismo, “se han ignorado también los principios de sostenibilidad de los planes de gestión del riesgo de inundación, que incluyen promover la recuperación de la continuidad longitudinal y transversal de los ríos, porque contribuyen al mantenimiento de un estado de conservación favorable” reiteran.

Y concluyen con la última acción que rompe con todo lo anterior, en la que, con la autorización de Confederación Hidrográfica del Ebro, el Gobierno de Cantabria ha procedido a dragar y eliminar los árboles de la vegetación del cauce, siendo el propio Decreto 19/2017 del Gobierno de Cantabria el que impide precisamente eliminar el hábitat prioritario, recogido en la Directiva de Hábitats.

“Las saucedas arbóreas y arbustivas sometidas a la corriente de cursos de agua de caudal oscilante son el ecosistema propio de estos tramos fluviales; ocupan la posición respecto a la ribera más cercana al cauce, justamente en el lugar donde la intensidad de las aguas durante las crecidas anuales es mayor y el medio muy inestable, porque tienen gran capacidad de rebrote y tallos flexibles. Su eliminación repetida incumple cualquier criterio de sostenibilidad y planificación en la prevención de riesgos ante inundaciones” concluye Reinosa En Común.

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