El Puerto de Santander justifica la instalación de las nuevas concertinas con las primeras que instaló

Se admite que las soluciones adoptadas previamente no funcionaron
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Las concertinas con las que la Autoridad Portuaria de Santander pretende disuadir los intentos de acceso de migrantes a sus instalaciones (les llega a llamar “polizones” -sic- pese a que no llegan a embarcar) se han convertido en una pescadilla que se muerde la cola.

Estas alambradas agresivas descartadas en puntos con mayor presión fronteriza como Ceuta han sido criticadas por colectivos ciudadanos como Pasaje Seguro, que lo ha llevado al Defensor del Pueblo y ha reclamado que se pronuncien miembros del Consejo de Administración del Puerto así como el presidente Revilla

Pasaje Seguro acusa al Puerto de Santander de «normalizar la violencia sangrienta» contra migrantes con sus alambradas

mientras que Izquierda Unida y la ong No Name Kitchen han pedido a la Comisión Europea que se pronuncie

Izquierda Unida pregunta a la Comisión Europea su postura sobre los casi 10 Km de concertinas previstos en el puerto de Santander

y Juventudes Socialistas de Santander ha llamado la atención sobre que esta infraestructura no pasó por el Consejo de Administración del Puerto de Santander, en el que hay representantes de otras instituciones políticas o empresariales.

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El argumento con el que se justifica la necesidad de su implantación es la existencia previa de otras concertinas en el Puerto, según refleja el pliego de prescripciones técnicas, consultado por EL FARADIO.

LAS CONCERTINAS QUE JUSTIFICAN LAS CONCERTINAS

Así, se remiten a su “experiencia acumulada” en la “lucha” contra los “intrusos” y citan como el pasado mes de agosto se instalaron ya concertinas en lugares “especialmente sensibles”, como la ZAL (Zona de Actividades Logísticas) o el Triángulo Sur.

Y al  hacerlo se apreció un “desplazamiento” hacia otros puntos, lo que les hace concluir que la extensión de las concertinas a más puntos tendrá “cierta eficacia”, apuntando que el objetivo es “imposibilitar o dificultar” la entrada “en todo el perímetro sensible del puerto”-

El contrato tiene un importe de 188.100 euros para las concertinas, de acero galvanizado y con grapas para los cierres.

EL “RIESGO” PARA LA CONTINUIDAD DE EMPRESAS EN ÉPOCA DE DATOS “HISTÓRICOS”

El pliego asume el discurso institucional del Puerto y otros agentes políticos que lo replicaron sobre el “riesgo” para la “continuidad” de los clientes (citan las líneas de ferries, cemento y ro-ro) por los “importantes costes” que les generan los “intentos de intrusión”.

Ya en su día se llegó a decir que Britanny Ferries acabaría marchándose de Santander (ni la propia compañía llegó a afirmarlo cuando trasladó una línea provisional a Bilbao, donde también había quejas por los «intrusos»):

Brittany Ferries conectará con Irlanda desde Bilbao ante el «insuficiente» tráfico de mercancías en Santander

no sólo continúa, sino que ha sumado un nuevo barco, y desde el inicio de la polémica por los “intrusos” el Puerto ha incorporado nuevas líneas y compañías.

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Sólo la pandemia ha frenado la tendencia a buenos datos portuarios que esgrimen siempre sus responsables, que la semana pasada misma hablan de datos históricos en el acumulado de tráfico de los últimos once meses.

EL PUERTO JUSTIFICÓ INVERSIONES PASADAS COMO LA SOLUCIÓN TOTAL

Y en todo caso, el pliego recuerda que antes se han realizado “importantes” inversiones en materia de seguridad, entre las que cita la ampliación de la valla, y otros como sensores de movimiento, cámaras de vigilancia, nuevos controles de acceso, recintos de máxima seguridad, etc que, se admite, “no resultan suficiente” pese a que medidas como el aumento de la altura y el perímetro de la valla se ‘vendieron’ en su día como la solución a los intentos de acceso.

HEMEROTECA: El Puerto de Santander invirtió en una valla que iba a acabar con los polizones

Es decir, el documento admite también que los vallados son sólo “unas más de las medidas de control requeridas”, que deben ser complementadas con otros sistemas.

En cualquier caso, en el pliego, al igual que en los últimos discursos, se habla en todo momento de “intentos” de intrusión, no de accesos conseguidos, con lo cual el objetivo de evitar los daños que supondrían los accesos ya se habría aminorado.

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