El Boletín Oficial de Cantabria (BOC) publicaba este miércoles la convocatoria para cubrir la plaza con la que sustituir al psicólogo del Centro de Salud Sexual y Reproductiva La Cagiga, tras la jubilación el pasado mes de diciembre del psicosexólogo Roberto Oliver.

La no cobertura de esta plaza estaba provocando problemas a personas trans, ya que entre sus responsabilidades se encuentra la elaboración de los informes psicosociales que se deben presentar ante el Registro Civil para formalizar la denominación correcta y actualizada.

Es lo que le había sucedido a Valentina, cántabra que trabaja en Bruselas con quien hablamos hace meses en  EL FARADIO a raíz de una agresión que sufrió, y que explica los problemas que les puede suponer a EL FARADIO como viajes o alquileres cuando presenta una documentación que no refleja la transición emprendida.

«ES MUY CANSADO TENER QUE DEMOSTRAR CONSTANTEMENTE QUIEN ERES»

La propia Valentina Vidal explica a EL FARADIO lo mucho que le ayudó Roberto Oliver cuando ella empezó su proceso de transición, explicándole los pasos que tenía que seguir o derivándola a Endocrinología para el tratamiento hormonal, en un apoyo que además de a los propios usuarios se extendía a las familias.

Y se encarga del informe de disforia de género, necesario para que se aprobara el cambio de nombre en el Registro y figure el nombre real que usa la persona trans en lugar del anterior.

“Hacen falta profesionales en el centro La Cagiga”, reivindica Valentina, que considera que “esa orientación que ofrecía Roberto Oliver no puede perderse” y enfatiza que “no puede ser que solo hubiera un profesional para tratar a 200 pacientes y no puede ser que después de su jubilación nos quedemos desamparados.

“Hay personas que tienen dudas sobre su identidad o su sexualidad, también padres que pueden estar preocupados porque no entienden. Desgraciadamente hay muy poca información y educación respecto a temas trans y personas como Roberto Oliver son claves para informar, orientar, apoyar, tranquilizar”, destaca.

Yendo más al fondo de la cuestión, Valentina detalla que el proyecto de la nueva Ley Trans, estatal, se basa sobre el concepto de la autodeterminación de género, de forma que no se necesiten tantos trámites ni que otras personas tengan que acreditar la condición de trans.

“No sé por qué necesito un diagnóstico si no padezco de nada. Y es muy cansado tener que demostrar constantemente quién eres y que se te ponga en duda, por cualquiera o desde las instituciones”, lamenta.

LA CONVOCATORIA

En concreto, la convocatoria, por el procedimiento especial, es para una plaza de Facultativo Especialista de Psicología Clínica de la Gerencia de Atención Especializada del Área I: Hospital Universitario Marqués de Valdecilla.

Con un plazo de 15 días para presentar candidaturas, es una plaza que requiere, entre otros requisitos, formación especializada en  salud mental y terapia familiar, de pareja, sexología, fertilidad y transmisión sexual.

Según explicaba a EL FARADIO Óscar Fernández, subdirector de Asistencia Sanitaria,  se trata de una plaza “superespecialziada” que requiere de una persona con “conocimientos extensos”.

El anterior, de hecho, era “un grandísimo profesional, un referente en Cantabria”, y por eso se ha recurrido al método de la comisión tripartita que permite perfilar la plaza adaptada a estas funciones en lugar de por el procedimiento habitual. Para su definición se ha contado con el propio Oliver, según confirman tanto el SCS como el psicólogo jubilado.

Fernández admite que la tramitación administrativa ha sido compleja, pero reivindica que “la apuesta del Servicio Cántabro de Salud por La Cagiga es clara” y que quedará reflejado además en el Plan de Salud Mental de Cantabria.

EL GPS QUE ORIENTA

En conversación con EL FARADIO, Roberto Oliver, psicosexólogo, admite que para él el tema trans tiene una “conexión emocional” importante y se define, tal y como le habrán escuchado muchas de las personas con las que ha tratado a lo largo de su carrera, como “un GPS que no te dice a dónde ir, pero que te orienta o te ayuda”

Oliver recuerda que la primera persona trans que llegó a La Cagiga fue en 1991. Partiendo de una estructura inexistente, se fue montando un equipo multidisciplinar de atención a personas trans que combinaba perfiles como endocrino, psicólogo, psiquiatra…

En este caso, detallaba que en la administración sanitaria se tiende a no sustituir la plaza hasta que se produce la vacante, pero en este caso se trataba de una situación y especialidad muy específica.

Oliver incide que avisó con tiempo de que iba a llegar su jubilación y que se ofreció a estar más tiempo para formar a quien viniera después, sin que se completara el proceso de sustitución.

En teoría, legalmente no es necesario ese informe de disforia para el cambio de identidad, si bien depende de los registros y para evitar problemas y facilitar la gestión se les facilitaba el informe. El Registro de Santander lo exige. Por otra parte, en el caso del cambio del sexo –no del nombre- en el DNI, la Ley indica que se deben llevar dos años de tratamiento hormonal –extremo que él no comparte; por otra parte, no todas las personas trans recurren a hormonas-.

LA CAGIGA

La Cagiga es un centro que nació especializado en salud sexual y reproductiva, instalado en el imaginario colectivo relacionado con emergencias en esta materia, si bien su labor ha sido más amplia.

Ubicado en el pasado en la antigua Residencia Cantabria, su relativo aislamiento respecto al propio Valdecilla favoreció una mayor discreción e intimidad de un servicio con una identidad muy marcada y que ha sido muy valorado por su labor en la atención a personas con VIH y su condición pionera en atender a las personas trans.

Su trabajo se extendía a la didáctica y la educación en institutos y al contacto con agentes sociales de la comunidad.

Tras el fin de la actividad en la residencia, se ha prestado en Valdecilla o Vargas, si bien en dependencias dispersas, algo que en etapas anteriores se intentó paliar con reuniones periódicas de coordinación.