El reconocimiento municipal a Jesús Revaque obvia su compromiso republicano
La semana pasada, el Ayuntamiento de Santander inauguraba, dentro de la Ruta de Ilustres con la que recuerda a personalidades referentes para la ciudad en espacios vinculados a ellos –sus casas o lugares e trabajo-, una placa dedicada Jesús Revaque Garea (1896-1983), situada en el colegio Menéndez Pelayo, centro educativo del que fue su primer director. Da nombre al Pasaje que sube a él desde Santa Lucía, pegado al Malaspina.
La información del propio Consistorio sobre esta figura destacó, glosado por la alcaldesa, su papel como un maestro comprometido con extender la educación a todos los estratos sociales, así como sus métodos pioneros e innovadores, que puso en práctica en Santander mediante su labor docente, así como en numerosas iniciativas pedagógicas y trabajos divulgativos.
Una vez instalada la placa, se incluye un apartado específico en la web de turismo donde se puede ver información de cada uno de los ilustres, a través de un código qr, así como un mapa con los puntos de la ruta. Es ahí, en la Web de Turismo, donde atisbamos algún detalle más, como que colabora con La Barraca en una representación de esta agrupación dirigida por Federico García Lorca que tuvo lugar en el patio escolar; su condición de director de EL DIARIO MONTAÑÉS o que su marcha a México, donde moriría, fue por el exilio (destino que sufrieron figuras como Eulalio Ferrer o Consuelo Berges).
Todo en la semana en que se estrenaba a nivel estatal la película El maestro que prometió el mar’, que cuenta la historia de Antoni Benaiges, maestro republicano fusilado que quiso enseñar a unos niños de Burgos cómo era el mar, una historia que además esta misma semana ha llegado a Cantabria también por la vía del teatro, con la representación de ‘El mar. Visión de unos niños que no lo han visto nunca’, del premiado dramaturgo Alberto Conejero (autor de obras de teatro vinculadas a Cantabria como ‘La piedra oscura’, protagonizada por Rapún, el último amor de Lorca, enterrado en Ciriego, o su más reciente montaje sobre la pintora surrealista Leonora Carrington, torturada psquiátricamente en Santander, en el sanatorio del Doctor Morales, que sigue dando nombre al parque de La Vaca).
Lejos de sumarse a un legado ampliamente reconocido y ni siquiera discutido, el de los maestros republicanos y su represión por la dictadura, la ciudad lo obvia en sus semblanzas.
JESUS REVAQUE
El Centro de Memoria Histórica del Colegio Madrid —del que fue su primer director general- recuerda su colaboración en las Misiones Pedagógicas, que llevaban la educación y la cultura a los pueblos españoles.
O como durante la guerra civil fue enviado a Dinamarca para atender a las colonias de niños evacuados. Llegó a México en 1939 y colaboró con la Junta de Auxilio a los Refugiados Españoles (JARE) a favor de los niños de Morelia y posteriormente, a instancias de Indalecio Prieto, fundó el Colegio Madrid del que fue su primer Director General durante treinta años.
Un centro que definió a partir de las filosofías educativas de Francisco Giner de los Ríos en la Institución Libre de Enseñanza (sin la cual no se entendería, por ejemplo, lo que hoy llamamos UIMP y que nació como Universidad Internacional de Verano) y de Manuel Bartolomé Cossío en el Instituto Escuela.
La Fundación Pablo Iglesias, por su parte, recuerda que fue miembro de la UGT desde 1918 y masón desde 1928 alcanzando el grado 3º, además de fundador del Partido Republicano Radical Socialista en Santander.
Durante la Guerra Civil fue secretario general de la Consejería de Cultura del Consejo Santander-Palencia y Burgos y fue al caer Santander cuando marchó a Francia enviado por el gobierno de la República a Dinamarca para hacerse cargo de las colonias de niños españoles evacuados allí, o, después, a Francia –en Chatenay-Malabry (Seine).
El 16 de mayo de 1939 embarcó en Saint Nazaire (Loire Atlantique) en el barco Flandre con rumbo a México llegando al puerto de Veracruz el 1 de junio siguiente.
Allí trabajó como supervisor de becas en el colegio Ruiz de Alarcón, colaboró con la JARE (Junta de Auxilio a Refugiados Españoles) creando varias Casas Hogar.
En el estudio sobre su figura Periodismo educativo de un maestro republicano (1922-1936) de Vicente González Rucandio, se destacan, entre otras cuestiones, su relación con Enrique Diego Madrazo, el doctor Madrazo, que trató de modernizar la medicina, impulsor de distintos sanatorios y que fue apresado cuando entraron en Cantabria los sublevados, que no le liberarían hasta el 42, cuando murió con 90 años y casi ciego. Este fin de semana recibía el homenaje de la Federación de Jubilados y Pensionistas de UGT, en su localidad natal de Vega de Pas.
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