El mantenimiento de los contenedores soterrados fue «inexistente»

Arreglar las deficiencias de la primera fase de la renovación de los contenedores soterrados de Santander costará 666.740,56 euros. El proyecto se adjudicó a la empresa que realizó la peor oferta técnica, pero sumó una baja económica.
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La falta generalizada de mantenimiento atraviesa la mayoría de las deficiencias detectadas en la auditoría encargada por el Ayuntamiento que, sin embargo, no ha hecho pública el equipo de Gobierno y sí ha revelado el PSOE de Santander.

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Reparar todas esas deficiencias costará unos 600.000 euros, para un proyecto que el propio Ayuntamiento estimó que valdría del orden de 850.000 euros, pero, como ha reconstruido EL FARADIO, la empresa Equinord logró el contrato con una baja de 50.000 euros que compensó que su oferta técnica era la peor. Para la segunda parte, sin tanta baja, se impuso lo técnico y no renovó.

La oferta de la empresa que soterró los contenedores que fallaron fue la peor en el apartado técnico

MANTENIMIENTO «INEXISTENTE» DESDE EL ORIGEN

En el informe de auditoría, consultado por EL FARADIO, se hace hincapié también en el mantenimiento de la instalación, que ha sido «inexistente», y eso tiene consecuencias para la expectativa de la media útil de la instalación.

A ello contribuyó que el recinto de máquinas de las islas era de «tan difícil acceso» que sumó a la falta de mantenimiento. Las máquinas, observan los auditores, «siempre deben ser accesibles en todas las situaciones».

Así, se detecta en todos los casos un «deficiente estado de conservación» y una «importante falta de limpieza», traducida en «abundantes restos de basura».

SIN MANTENIMIENTO MECÁNICO Y ELÉCTRICO

Los sistemas mecánicos «llevan sin mantenerse adecuadamente desde su puesta en marcha», y eso se refleja en estructuras oxidadas, deterioradas, no engrasadas, con tapas agujereadas, plataformas con golpes, puertas rotas…

El aceite se ha contaminado, faltan piezas, los cuadros eléctricos no están protegidos, de modo que en lo eléctrico hay cuadros quemados, se detecta falta de baterías…

BASURA CAYENDO EN CASCADA

El equipo auditor concede que resulta «inevitable» que caigan restos de basura a los fosos (la parte bajo el contenedor), pero, apostilla, una limpieza periódica de los fosos «minimizaría el riesgo de avería».

De hecho, para elaborar el propio informe, fue necesario una «profunda limpieza».

La basura tiene una razón de ser: los contenedores eran muy pequeños en comparación con la plataforma donde estaban instalados, lo que hacía que no quedaran fijos. Y su poca altura hacía que se generaran montañas de basura orgánica sobre el contenedor.

Al moverse la plataforma y abrirse la tapa superior, esta empujaba la montaña de basura, que caía sobre la plataforma y de ahí al foso, que es donde está la estructura mecánica que mueve la plataforma.

AGUA QUE DAÑA LAS INSTALACIONES MECÁNICAS

A la basura se suma el agua, que pone en «serio riesgo» a la instalación electromecánica. Además de la limpieza «exhaustiva», el achique de agua es una de las primeras y necesarias medidas que se proponen.

El agua tenía otro efecto: al caer la basura sobre ella, se generaban lixiviados ácidos que corroían en acero galvanizado, junto a residuos orgánicos que llegaban a las articulaciones mecánicas, o acumulación de plásticos o cartones que provocaban atascos.

Y eso que desde el equipo que ha realizado la auditoría se recuerda que, por definición, los sistemas de contenedores soterrados que funcionan por la elevación de la plataforma, tienen un coste importante en mantenimiento de equipos electromecánicos, sobre todo, enfatiza, cuando trabajan en ubicaciones inundables o en ambientes salinos.

EL PLIEGO FUE «MUY LAXO» CON LAS INDICACIONES TÉCNICAS DE LOS EQUIPOS DE ACHIQUE

Lo fundamental para evitar el agua es tener bombas de achique, y en este caso, se ha comprobado que «no son adecuados» o que «la mayor parte están quemadas o inservibles». Esto agravó los problemas de costes de mantenimiento y generó que todos los puntos de recogida estuvieran inundados debajo.

Y es ahí donde las deficiencias se sitúan en el propio origen del proceso: el informe concluye expresamente que el pliego fue «muy laxo» a la hora de prescribir los datos técnicos de los equipos de achique.

Problema sobre problema, el acceso a las bombas que habría que sustituir es «muy complicado» por estar justo debajo. Y encima no están conectadas al mismo cuadro eléctrico, sino en otro área fuera del sistema de recogida, lo que junto a esa complicación extra impide recibir ninguna señal de alarma.

LAS PROPUESTAS PASAN POR MEJORAR EL MANTENIMIENTO

De hecho, parte de las sugerencias de mejora que hacen los auditores se basan en el mantenimiento: desde cambiar piezas mecánicas o eléctricas que estén quemadas o inservibles, hasta instalar alarmas de falta de aceite hidráulica, o revisar y cambiar los motores, o sustituir los cuadros eléctricos por otros que tienen, tal y como marca la normativa de baja tensión, protecciones eléctricas. Un mejor trazado del cableado, sustituyéndolo, es otra de las mejoras propuestas.

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