La paradoja de Los Carabelas: la ciudad en la que “no para de llover” desaprovecha este ‘caudal’ de agua
La lluvia en Santander se concibe como un elemento identitario que llega al extremo de mencionarse en una de las canciones más populares, ese “si te vas a Santander, llévate siete paraguas que no para de llover” de Los Carabelas, pasando por la omnipresencia de la Slam o la icónica, por muchos motivos, tienda de Godofredo.
Y no parece que eso vaya a cambiar: los nuevos escenarios climáticos apuntan a lluvias menos frecuentes, pero cada vez más intensas. Es decir, el cambio climático puede que haga que llueva menos (veces), pero no que llueva menos (cantidad).
La previsibilidad del recurso no encuentra, sin embargo, reflejo en el aprovechamiento de su potencial como fuente de energía, máxime en un momento en que la reflexión sobre la importancia de la energía y el respeto al medio ambiente en tiempos de crisis.
Tal y como describen los redactores de Santander Hábitat Futuro, el Nuevo Modelo de Ciudad, en Santander las lluvias son abundantes en ciertos momentos y las infraestructuras de saneamiento incapaces de asumir todo ese volumen en el sistema.
Existe otro factor que hace que en Santander se disponga de un escenario especialmente apto para aprovechar el agua: no sólo el disponer del agua por las frecuentes lluvias, sino la propia orografía, tanto por las zonas en cuesta como las bolsas de suelo en las zonas menos urbanizadas.
En estos momentos, el abastecimiento proveniente del Embalse del Ebro representa más de un tercio del consumo anual de Santander.
En la actualidad, todos los usos de agua de la ciudad se realizan con agua potable, algo que podría mejorarse buscando cual es la mejor agua para cada uso, ya que se pueden reutilizar aguas para otro tipo de consumos sin destinar toda la potable para usos que vayan más allá de los alimentarios.
Ahora, todo el agua de lluvia se desagua al saneamiento. Y en días de lluvia intensa los tanques de tormenta, las líneas de saneamiento y la propia EDAR no son suficientes para almacenar, movilizar ni tratar todo el volumen, de modo que la mayor parte del agua se alivia sin tratar, habiendo diluido -al mezclarlas- el agua residual en el agua pluvial.
Además, el agua que se trata en la EDAR recibe un tratamiento primario, que no permite su reutilización, y se envía al emisario submarino.
La distribución del consumo de usos domésticos representa el 72% del consumo total de la ciudad, por lo que, en función de lograr una mejora en la reducción de la demanda y en la eficiencia general del sistema, se estima el sector doméstico como prioritario.
EL DRENAJE SOSTENIBLE: MEDIDAS DE LAS ZONAS URBANAS A LAS ZONAS RURALES
Por eso, LandLab y Paisaje Transversal apuntan soluciones que puedan asumir esa escorrentía (el agua que circula libremente fuera de sus cauces habituales) de lluvia antes que llegue a la red de saneamiento conseguirían resolver el principal problema de la evacuación. Un aspecto en el que influye también el grado de permeabilidad del terreno.
Así, se definen cuatro zonas de drenaje sostenibles: la Bahía de Santander en la cuenca sur, la Vaguada de Las Llamas, la Cuenca Norte Cueto-Monte y el arroyo de Raos.
Las fórmulas pasan por, sobre todo en momentos de fuertes lluvias, evitar que esa agua coja velocidad, para que así pueda ser absorbida mejor, con fórmulas que inciden en la rugosidad de las calles, la separación de las juntas o zonas de escalonamiento, que al llegar a las zonas planas deben contar con zonas de infiltración.
En las áreas más naturales, como la Vaguada de Las Llamas, se trata de aprovechar la dinámica natural de las lluvias, y en la Cuenca Norte Cueto-Monte se buscaría centrarse en la ladera norte, con una pendiente constante en terreno caliza que puede asumir el agua de la lluvia. Ahí el reto es transportar esa agua para que no dañe el terreno.
Finalmente, el Arroyo de Raos se concibe no tanto para infiltración de agua de lluvia sino como zona de evacuación hacia la Bahía.
El modelo permite incluso prescindir de las aportaciones del Embalse del Ebro y de las compras de agua al Gobierno de Cantabria por medio del bitrasvase, reduciendo además los costes energéticos del bombeo hasta el embalse.
Con él, se cubre el 44% de la demanda doméstica con uso del agua pluvial.
Y las estrategias y actuaciones que se plantean para la satisfacción de la demanda de agua en el sector doméstico no requieren de la construcción de nuevas infraestructuras de almacenamiento ni de transporte del agua.
La incorporación de sistemas urbanos de drenaje sostenible contribuye a evitar el problema de capacidad del sistema de saneamiento y depuración, evitando nuevas inversiones por ahí.
MÁS PROPUESTAS
Entre las propuestas de los equipos de LandLab y Paisaje Transversal figuran también la creación de depósitos de acumulación de agua de lluvia, o el uso de los tanques de tormenta existentes.
Implementar tratamientos terciarios permitiría que al agua regenerada se le dieran nuevos usos: riego agrícola, infiltración al freático, barrera contra la intrusión salina, o mantenimiento de zonas húmedas, entre otros.
Una adecuada política de gestión de ecosistemas, en especial de suelos, también tendrá efectos en el agua: por ejemplo, si los nuevos espacios que se creen siguen curvas de nivel que ayuden a retener el agua y reducir la erosión.
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