El responsable de Salud Laboral y Medio Ambiente de UGT Cantabria, Martín Calonge,  tiene en la mesa de su despacho una taza que le saluda: «Bienvenido, Martín». Más importante es su flamante DNI, que recoge su identidad tal cuál es.

Un proceso que, según cuenta a EL FARADIO, inició recientemente a pesar que desde joven lo tuvo claro, si bien no contó con la suficiente red de protección y entendimiento que necesitan las personas trans para que su camino se desarrolle con seguridad. El suyo encontró problemas de aceptación y al final la vida le fue llevando por lo universitario y lo laboral, posponiendo hasta ahora lo más importante, ser él mismo.

Esa red de protección la tiene ahora en el sindicato, UGT, donde las compañeras y compañeros le reciben con el cariño, complicidad y apoyo que se muestran en un entorno, el de la lucha por los derechos laborales, en el que los cuidados mutuos en momentos importantes son claves y parte de su cultura.

La posición laboral como responsable de Salud Laboral y Medio Ambiente en UGT hace que Martín esté en contacto con muchas personas del ámbito sindical y empresarial. Durante años ha estado pendiente de la aplicación y desarrollo en las empresas de las normas de prevención de riesgos laborales, y en el último período, de la adaptación a la normativa ambiental.

Martín es, por tanto, muy conocido en el propio sindicato y en empresas de Cantabria. Consciente de ello, cree que desde su posición él puede ayudar a que más gente entienda la realidad de las personas trans, y anima a las familias que tengan algún miembro que esté en proceso, que construyan red de apoyo y que acudan a referentes en busca de guía, como puede ser la asociación ALEGA o como La Cagiga, el centro de salud sexual y reproductiva que, desde la sanidad pública, a base de formación y empatía, ha desarrollado en los últimos años una fuerte especialización en la atención integral a la población trans.

De momento lo que se ha encontrado es, como no podía ser de otra forma, mucho cariño, y también alguna pregunta, porque a veces todo es fruto del desconocimiento en una materia en la que sigue faltando formación, sobre todo en determinadas generaciones.

Otra cosa son las actitudes de odio en general al colectivo LGTBI, entre ellos a las personas trans, en un clima en el que conviven los avances en el conocimiento entre la juventud y el retroceso que también supone el auge de mensajes despectivos, incluyendo algo que las personas trans reciben con sufrimiento: que se les siga llamando por lo que se conoce como ‘deadname’, el nombre anterior a sus procesos de transición, que no recoge su identidad real.

Teléfonos delitos de odio

Tampoco entiende el falso dilema al que durante años se trató de enfrentar incluso desde filas en principio progresistas, que resumido diría algo así como que las luchas por los temas de identidad (un paraguas en el que entrarían desde los feminismos hasta las reivindicaciones LGTBI o la lucha contra el racismo y la xenofobia) distraían de las reivindicaciones más materiales como la defensa de la clase trabajadora.

Más allá de la obviedad argumental de que la precariedad la sufren más mujeres o migrantes, o el riesgo para lo más material que existe, que es la propia integridad física, que supone una agresión lgtbifoba, la propia biografía de Martín refuta ese falso dilema: un hombre trans es el responsable de Salud Laboral y Medio Ambiente en UGT. En todo caso, la capacidad de lucha demostrada en su proceso en lugar de restar, suma a cualquier causa en la que se implica, porque ahora está en su mejor momento, se siente más seguro y es más él mismo que nunca.